BCA (Banca Cívica Armada)

Por EL FILIBUSTERO

Le ha dado por el civismo bancario

El otro día tuve la suerte de poder leer en el portal de Economía Solidaria una nota del movimiento de objeción de conciencia. No es que siga mucho el portal, porque la vida tampoco me da para tantos frentes, pero esta vez la noticia era impactante. En una nota de prensa emitida por el “Movimiento de Objeción de Conciencia”, se afirmaba que la CAN, “nuestra” CAN, participa graciosamente en el accionariado de la empresa Oesia Networks S.L., quien al parecer a través de Tecnobit, (aquí ignoro si es cliente o filial), se dedica a armar helicópteros de combate.

A mi lo de la banca cívica como que no me acababa de cuadrar demasiado, pero esto ya es reírse de la gente. Me da igual que otros bancos, a través de sus sociedades de inversión metan el dinero en los agujeros más profundos y obscenos del sistema capitalista, pero que esta gente nos venda que ellos son el adalid de la labor social y luego inviertan pensando exclusivamente en la rentabilidad financiera, sin mirar de dónde surge el dinero, eso no me parece correcto. ¿En qué proyecto de la Banca Cívica está el asunto de los helicópteros? ¿Qué número tiene, para tacharlo per secula seculorum?

Son muchos los parlamentarios de diferentes partidos que leen esta publicación. Me permito hacerles una sugerencia. ¿Qué tal una consulta parlamentaria para que nuestros amigos consejeros de la CAN expliquen el asuntillo en cuestión?

Señores de la CAN, y ahora me dirijo especialmente a los consejeros: el fin no justifica los medios. Si ya la finalidad de la banca cívica es dudosa en cuanto a la eficacia de la gestión de los fondos en comparación con otras entidades de finalidad social, esto ya es el colmo.

Es cierto que la rumorología, y quizás sea cierto aunque no lo he comprobado, apunta a que la Banca Vaticana tienen muchos millones invertidos en fábricas de armamento, se llegó a decir que incluso en fábricas de preservativos…, pero en este caso, puede que en vez de un rumor esto sea un hecho. Y, si no lo es, vayan contra la fuente que yo he empleado. Porque, a mí, desde luego, me preocupa la posibilidad de que esa información sea cierta.