Rodríguez Zapatero, "calenda horribilis"

Por JAVIER DOMÍNGUEZ

Analista / opinador al libre albedrío

No es un annus horribilis, pero quizá haya pesado igual que si lo fuera. La última semana, desde luego, le ha supuesto al Presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero una tremenda sucesión de varapalos. Se ha tratado de golpes para su imagen que, probablemente, podrían haberse evitado o, al menos, minimizado; pero que, sin embargo, han provocado la sensación de que ZP estaba en un momento de hundimiento tal que, si ponía un circo, le crecían las enanas... y además se le volvían góticas.

La foto de sus hijas ha sido, en realidad, una futesa comparado con la lamentable gestión de la comunicación que, desde Moncloa, se ha hecho de lo que ocurría esta semana. Pero esa instantánea ha reforzado la idea de que Zapatero no consigue imponer orden ni en su propia casa. Antes era metafórico, y se refería al PSOE y al revuelo mediático que ciertas vacas sagradas del socialismo (léase Leguina o Rodríguez Ibarra) andan montando en programas seudoinformativos como La Noria. Ahora, merced a la dichosa foto, da la sensación de que el Presidente es incapaz de lograr siquiera que sus niñas (no tan niñas ya) se pongan unos zapatos mínimamente decentes para ir a ver al tipo más importante del mundo. Desautorización: eso transmite.

La semana horrorosa de Zapatero no se centra, por tanto, en lo de sus hijas, que además es moco de pavo si se compara con la penúltima aparición de la retoña de un Presidente del Gobierno: recuerden aquella seudo "boda de Estado" de Ana Aznar y Alejandro Agag... No; las preocupaciones del Presidente son otras más graves. Y además, como decía, creo que han alcanzado esa gravedad por la estrategia de comunicación seguida en determinados asuntos. Creo que habrá a quien le resulte curioso saber o, al menos, intuir por qué se hacen ciertas cosas.

El Consejo de Ministros iba a aprobar una subida de impuestos que afectará, especialmente, a las rentas medias. El paquete aprobado (francamente, poco progresista) incluía también eliminar la deducción de 400 euros del IRPF, que sólo tiene un año de vida. Y eso había que anunciarlo, tratando de minimizar el doble impacto de la noticia: menor poder adquisitivo para los ciudadanos, y "demostración" de que la medida de los 400 euros (estrella en la campaña electoral) fue una medida "oportunista, populista e improvisada" (entrecomillo el mensaje que sirve en bandeja al adversario político).

¿Cómo comunicarlo? Se optó por un Consejo de Ministros de sábado, día en que se le presta menos atención a la radio y la televisión; pero, a cambio, víspera de un domingo que es el día en que más minutos se dedica a la lectura de la prensa. El gran impacto del asunto llegó ayer, por lo que hoy seguirá siendo tema de conversación - independientemente de que, los lunes, el fútbol eclipse casi todo... algo con lo que también se contaba -.

Además, el Consejo de Ministros que tomaría estas medidas tan impopulares se intentaba contrapesar con una reunión del G-20 en la que, teóricamente, Zapatero y su idea de la Alianza de Civilizaciones han salido reforzados y con asiento asegurado para próximas reuniones. Zapatero está siendo "vendido", en las últimas fechas, destacando su imagen de líder internacional. El aspecto estadista ya fue exprimido hasta la extenuación por los responsables de comunicación de Felipe González en su penúltima legislatura; funciona, sí, pero hasta cierto punto.

Pero resulta que al G-20 no le ha prestado atención nadie. Que de la reunión de los mandatarios mundiales nos hemos quedado con el dato de que Irán está de nuevo en la cuerda floja. Y que, por tanto, no ha servido para tapar esas medidas fiscales impopulares (como toda subida de impuestos) y que, además, dejan al descubierto los fallos previos del Gobierno. Así pues, el contrapeso no ha servido. Además, y casualidad o no, el Consejo de Ministros ha acabado celebrándose el día antes de un macromítin del PP con el lema "Más empleo, menos impuestos". Como anillo al dedo.

La comunicación de estas medidas, por lo tanto, ha podido hacerse mal y hacerse en un momento inapropiado. Han podido dañar la imagen del Presidente del Gobierno de una forma casi definitiva, tanto que no falta quien piensa ya en relevos para el leonés, una vez se descarta casi definitivamente la opción Chacón. El jeltzale Josu Erkoreka, citando fuentes socialistas, llegó a hablar del lehendakari Patxi López. Sería la primera vez en la historia del PSOE que un presidente autonómico abandonase el cargo para ser candidato a la Presidencia del Gobierno central... por lo que suena raro. ¿Imposible? Casi nada.

El otro día, respondiendo a un artículo del Gramático Pardo, Jurdan Arretxe decía: "El PSOE no convoca elecciones porque no tiene candidato". Es posible. Y, qué paradoja, en mi opinión tampoco tiene rival. Mientras llega el recambio, Zapatero aparece noqueado; pero, al otro lado del ring, se encuentra un púgil bravucón, Rajoy, que sin embargo tampoco parece capaz de rematar a su rival. Hay quien se pregunta a qué espera el PP para presentar una moción de censura, incluso sin apoyos garantizados: algo así como aquel enfrentamiento Suárez-González. Pienso que no lo hace porque Rajoy no es, ni por asomo, el candidato que pudiera sacar tajada de algo así. Al revés: Zapatero ha perdido credibilidad, pero no oratoria. Mariano podría ir a por lana y salir trasquilado. Quizá Zapatero sea el más interesado, a día de hoy, en que alguien le presente una moción de censura: podría ser la única manera que tiene de recuperar prestigio en este momento horribilis.