Tuiteaba el otro día Manu Corera (@manucorera) esta foto de la izquierda. Decía: "Sospechoso, mi gasolinera apaga el letrero luminoso desde que el gasoil supera el 1,2 euros". Pues sí, y no es la única. Hay muchas gasolineras en las que, a día de hoy, resulta difícil saber cuánto van a clavarte hasta que no te plantas delante del surtidor. En realidad, el luminoso tendría que incluir una leyenda tipo la de las cajetillas de tabaco: "Echar gasolina perjudica seriamente su cartera".
El ciudadano informado sabe que nos venden la moto cada dos por tres. Más o menos, cada vez que sube la gasolina. No en vano, somos conscientes todos de que la gasolina que ha subido esta semana, oficialmente por la crisis libia, viene de petróleos que fueron comprados mucho antes de la crisis libia, y a precios que no son los de esta semana. O sea, que en su producción fue mucho más barata de lo que nos intentan hacer creer.
El ciudadano informado sabe también que un 49% del precio del litro de gasolina, y un 43% en el caso del gasóleo, no depende del precio del petróleo, sino de los impuestos. El especial sobre venta de minoristas, el de hidrocarburos y el IVA y el venía. Y el ciudadano informado sabe también que el presunto ahorro de combustible que se consigue por conducir a 110 no lo sabe ni San Pedro (del 15% oficial pasamos al 11-9% de Car&Driver o a los 2 euros en un viaje A Coruña-Madrid de La Voz de Galicia), y que depende de muchas variables (cargas excesivas, presión de los neumáticos, llevar las ventanillas abiertas).
Por eso, el ciudadano informado es muy peligroso. No vaya a ser que acabe por pensar. Como hay informaciones que no se pueden recortar (al menos, de momento), se apaga la información que sí se puede apagar. En este caso, los letreros luminosos. Clic.
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