Mónica, una chica bien, con carrera, con ex marido y con hijos, se ha quedado en paro. Y ha querido compartir con nosotros sus vivencias. Han sido nuestros diarios de una pija parada, basados en hechos reales. Han sido breves, tristemente breves. Mónica ha decidido tomar el camino que le lleva a otro país, convencida de que, en otros sitios, podrá salir adelante por sus propios méritos. Hasta la vista, Mónica.
Damas y caballeros, la que suscribe, Mónica Ruiz de Mediburu, se despide de ustedes, de su casa, de su tierra y de sus esperanzas. Porque ya no tiene más puertas a las que tocar y no encuentra por ningún cauce un contrato de mil euretes -¡quién los pillara!- para ir tirando. Lo que se ha resumido en las tres andanzas anteriores es el fruto de cinco años de más de lo mismo.
Mónica no tiene un cuñado en un buen cargo de la administración que le eche una manita para colocarse en algún organismo oficial o fundación privada. No tiene tiempo, a los taytantos, de prepararse unas oposiciones eternas y esperar a que se resuelvan las dos mil alegaciones a los resultados para ver si le toca plaza, porque hoy y mañana y pasado tiene que pagar recibos y alimentar a su prole. Mónica no tiene futuro en España.
España, el país del amiguismo y el compadreo. Del eterno enchufe. De las subvenciones a los amiguetes. Del chanchullo y de los trepas. Del menosprecio a la cultura y a los valores intelectuales. Del dominio de los mediocres, que envidiosos e ignorantes, no entienden que una cabeza bien amueblada es una inversión segura y rentable. De los intelectualoides que asesoran a los políticos para que destinen los presupuestos de cultura a la adquisición de presuntas obras pictóricas de señores de ultramar en lugar de dar una oportunidad a los excelentes talentos que tenemos en casa muertos de asco.
De los viajes de promoción de la navarridad con pimienticos al módico precio de 600.000 euros, en los que va incluido el numerito de turno de nuestro Mr. Bean particular, que lo mismo se arranca por un anda y pínchame una vena que por afirmar que la borbónica Corona "no aceptaría ninguna veleidad que ponga en duda el régimen foral de Navarra”, cuando el reinante ni puede ni debe tomar parte ni arte en estos temas.
A propósito he puesto forales ejemplos, pero todo ello es extrapolable a cualquier ciudad, pueblo o aldea de España. En la comunidad en la que vivo, tres cuartos de lo mismo.
Así que mirando, mirando, veo que la salida está en marcharme a los territorios de Frau Merkel, donde parece que tengo más posibilidades. O sea, que como le dijo José Sacristán a Alfredo Landa, “vente a Alemania, Pepe”.
Siento mucho que la ironía me haya fallado hoy, pero es triste tener que decidir dejar todo atrás y a mitad de la vida tener que volver a empezar.
Llámenme Frau Monika. Ha sido un placer.
2 comentarios: on "Diarios de una pija parada: coger el petate"
Vaya mensaje + triste. Hoy no te voy a meter caña, sólo te deseo lo mejor, Frau Monika
Animo Monica.
No mires para atrás,tu misma has descrito lo que dejas: un país de privilegios y prohibiciones camuflados en derechos y obligaciones.
Un país de analfabetos intelectuales y podredumbre ética y estética.
Buenas noches y buena suerte. Busca recompensas donde no la confundan con chanchullo.
Te va a ir de p madre, ya veras.
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