En contra del DDT
La cucaracha, la cucarachaaaa, ya no puede caminarrrrr…. Ahora que tarareo la canción me vienen a la mente todos esos grupos en defensa de los animales y me extraña que no hayan hecho ningún manifiesto para suprimir esta canción que raya el maltrato psicológico al bichejo en cuestión.
En fin, la cucaracha, mascota popular hasta la aparición de los insecticidas, según dicen sería una de las pocas especies que podría sobrevivir a una catástrofe nuclear. Sin duda un tema de extremo interés para todos aquellos políticos que suceda lo que suceda siempre siguen ahí, en un puesto o en otro, pero ahí, chupando del bote. Estad seguros de que estas buenas gentes que nos han metido en una crisis de aúpa, y que echan balones fuera diciendo que se trata de una crisis mundial, en cuanto la cosa se recupere un poco se van a poner todas las medallas. Muy típico, cuando la cosa va mal no es culpa nuestra, pero en cuanto algo sale bien ya queremos salir en la foto.
El hecho se demuestra en la nula capacidad de sorpresa de los partidos de cara a estas nuevas elecciones. En un momento que debería ser de cambio e ilusión, nos presentan las mismas caras de siempre; bueno, el que estaba en el Congreso se presenta al ayuntamiento, el que estaba en el Ayuntamiento al Parlamento, y así sucesivamente: todo un ejemplo de renovación.
Aquí nadie tiene la culpa de nada, bueno sí, quizás la culpa la tengamos nosotros, que estamos permitiendo que nos gobierne una cuadrilla de iluminados.
En fin, la cucaracha, mascota popular hasta la aparición de los insecticidas, según dicen sería una de las pocas especies que podría sobrevivir a una catástrofe nuclear. Sin duda un tema de extremo interés para todos aquellos políticos que suceda lo que suceda siempre siguen ahí, en un puesto o en otro, pero ahí, chupando del bote. Estad seguros de que estas buenas gentes que nos han metido en una crisis de aúpa, y que echan balones fuera diciendo que se trata de una crisis mundial, en cuanto la cosa se recupere un poco se van a poner todas las medallas. Muy típico, cuando la cosa va mal no es culpa nuestra, pero en cuanto algo sale bien ya queremos salir en la foto.
El hecho se demuestra en la nula capacidad de sorpresa de los partidos de cara a estas nuevas elecciones. En un momento que debería ser de cambio e ilusión, nos presentan las mismas caras de siempre; bueno, el que estaba en el Congreso se presenta al ayuntamiento, el que estaba en el Ayuntamiento al Parlamento, y así sucesivamente: todo un ejemplo de renovación.
Aquí nadie tiene la culpa de nada, bueno sí, quizás la culpa la tengamos nosotros, que estamos permitiendo que nos gobierne una cuadrilla de iluminados.
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