Por XABIER ETXEBERRÍA
Colaborador esporádico

Así, los medios se dedican muchas veces a ofrecer datos, pero no hilan información. De esta manera, noticias que pueden ser realmente preocupantes como el paro o la situación económica quedan edulcoradas por noticias deportivas, cotilleos o informaciones sin recorrido en una sopa de letras con fotos. También existe la posibilidad de crear falsas polémicas o exagerar ciertos riesgos para convertirlos en alarma social. No hay profundidad ni sinceridad. Reflejo de este nuevo modelo de periodismo es el tratamiento que los medios ofrecieron a la Gripe A.
La Gripe A o virus H1N1, al igual que la Gripe Aviar o la Porcina, causó una gran sensación en la Opinión Pública. Los mensajes fueron contundentes; pronto se encendió la alarma roja, se activaron las pandemias y los medios empezaron a rellenar páginas con esta enfermedad. Una enfermedad que en un año ha matado entre veinte y cuarenta veces menos que la Gripe normal que causa entre 200. 000 y 500. 000 muertos al año. Sin embargo, en los medios se auguraba una “probable y rápida propagación” (“Cómo sobrevivir a la Gripe A”, ABC 26-IX-2009) y se comparó a esta gripe con la Española que asoló Europa y que mató entre 1918 y 1919 entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo.

Según recoge un informe de medicusmundi Aragón del 25 de abril de 2010 (Día de la Malaria), durante el año 2009 en Google se produjeron 56.100 noticias respecto al virus H1N1 y 5540 respecto a la Malaria. Esto tendría una lógica, sino fuese porque la Gripe A mata al 1% de ciudadanos que la Malaria. Esto es, en números: 12. 000 muertes frente a un millón. Este dato no sólo queda claro quién crea la información; sino que los recursos asignados a la lucha contra ambas enfermedades reflejan que según la parte del globo a la que afectan las enfermedades se toma una medida u otra y que el foco mediático alumbra y deslumbra a unos males. Hay una pequeña historia que resume esta situación: cuenta que a uno se le muere su madre y va a donde un amigo, se lo cuenta y este le responde “jo, qué pena, pues a mí se me ha roto el lápiz”. En este caso ocurre parecido: los recursos y la pena van para los que tienen un lápiz y la caridad o solidaridad (el segundo plato) para los huérfanos. Esto también se traduce en números. Así, se destinaron 4950 millones de dólares en medidas de prevención, vacunas y otros tratamientos contra la Gripe A y 1. 700 millones de dólares para la lucha contra la malaria. Los cálculos presumían 1. 300 millones de dólares de beneficio según los cálculos de Roche gracias a la venta de Tamiflú. Las cifras también dicen que con 6.200 millones de dólares anuales se erradicaría la Malaria.
Por si esto fuera poco, el beneficio de las multinacionales a causa de la Gripe A aumentará por la alarma creada por la enfermedad. La OMS pilotó la pandemia y activó el periodo de vacunación. En consecuencia, el Estado español gastó 28 millones de euros en tratamientos para el 60% de la población (lo que hubiera dejado al 40% sin posibilidad de tratarse). Sin embargo, la campaña de vacunación fue inferior a las previsiones ministeriales. Es por eso que el Ministerio de Sanidad destruirá 7 millones de vacunas como informa el Mercantil Valenciano. Esta labor será realizada por los mismos laboratorios que fabricaron las vacunas. Esto reportará nuevos beneficios a las multinacionales que “sintetizaron las vacunas, las fulminaron y ahora volverán a fabricarlas de nuevo”. Al fin y al cabo, como bien afirma en un artículo Javier Cuervo las medidas de emergencia han acabado “como fotos ridículas en las que políticos y médicos vendían a la vez miedo y seguridad, enfermedad y remedio”. Curiosa contradicción que muestra el negocio en el que se ha convertido la Salud.

La tendencia que tenemos los medios de comunicación y los ciudadanos occidentales en mirarnos únicamente al ombligo ha llevado a que los beneficios técnicos y sanitarios de la Historia hayan sido utilizados casi exclusivamente para nosotros. Al final, los problemas no son más que un reflejo de la sociedad. La malaria u otras enfermedades como la tuberculosis que han sido erradicadas en Europa, aún son un problema en los países empobrecidos, aun teniendo solución. Algo muy grave teniendo en cuenta que hemos sido nosotros, los países enriquecidos, quienes enunciamos los Derechos Humanos o creamos el Estado de Bienestar para amparar a los empobrecidos y dar salida a las necesidades prioritarias (libertad, igualdad, salud, educación…). Esto demuestra que si se quiere, se puede, por lo menos cuando hay medios. Con los mercados se ha hecho, ¿por qué no con los derechos y las obligaciones?
2 comentarios: on "Invisible o visible, según el lumbre"
...la Televisión tiene “una especie de monopolio sobre los cerebros de una parte importante de la población”...
Bai ba. Eta pentsa Espainiotan ze programazio "bikaina" daukagun.
Oso artikulu ona.
¿Le han hecho la encuesta sólo a los funcionarios?
Otra cosica eran los informativos peneuveros "imparciales" de Uxue Barkos. Eso si que era realidad, en vena, como la droga dura.
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