El día internacional de la salud de las mujeres se conmemora desde 1987 a propuesta de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos. Se inicia con el Programa de Acción de la Conferencia sobre Población y Desarrollo de El Cairo, acordado en 1994, con el seguimiento en la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial de la Mujer, de Beijing; al igual que en tratados y convenciones de derechos humanos, como la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, CEDAW.
El lema que la mueve es “La salud y los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos y de ciudadanía. ¡Que el Estado los garantice, proteja y promueva!”. Sin embargo, en el mundo hoy en día, 1.400 mujeres mueren al día por embarazos, según la OMS (Organización Mundial de la salud).
Hablar en Navarra de la salud de las mujeres significa, además de garantizar la primera salud o lo que es lo mismo el derecho a una vida digna sin violencia de género, el derecho a interrumpir el embarazo en la sanidad pública, cumpliendo la ley, sin dejar fuera o criminalizando a tantísimas mujeres obligadas a salir de nuestra comunidad. Y que el Gobierno de Navarra responsable de esta ilegalidad, indeminze a las cerca de 20.000 mujeres a las que ha obligado a buscarse la vida durante estos 25 años, mintiendo constantemente sobre los motivos de porqué lo ha hecho. Que la píldora post- coital sea dispensada desde todo el Servicio Navarro de salud y en las farmacias. Es importante recordar, que además del derecho a la objeción de conciencia, están, los derechos colectivos de la población, en este caso de las mujeres. Y esos derechos deben de ser garantizados por el Gobierno.
Que los mal llamados “centros de atención a la mujer”, antiguos COFES, garanticen una atención integral a las personas, no solo de las mujeres. La salud sexual, afectiva y reproductiva, debe ser algo compartido por hombres y mujeres.
Significa también hacer una revisión de género, es decir, desprejuiciada, de los conceptos de salud y enfermedad. La salud ha estado condicionada por el sexo. En los estudios, nos demuestran como las mujeres han sido peor atendidas en la sanidad pública. Menos hospitalización, diferencias de tratamiento como por ejemplo en el caso de los infartos, con menos ensayos clínicos... Con menos tiempo de dedicación real excepto en atención primaria.
Avancemos en este camino, permitiendo a las mujeres estar enfermas y ser atendidas. ¡No solo cuidadoras! Sin olvidar qué el hecho de cuidar de los demás también trae consigo enfermedades específicas. En ningún momento se ha valorado como factor de riesgo el hecho de tener trabajos infravalorados, mal pagados, temporales y encima parta la gran mayoría, no considerados, como el trabajo doméstico.
Que se nos mire como enfermas, cuando no lo estamos como en la menopausia. Es necesario cambiar el tratamiento victimista que se da a las mujeres con el tema del cáncer de mamá, por no hablar de la fibromialgia. Y... menos listas de espera y mandarnos a casa queramos o no, solo por ahorrar. Y, por supuesto, garantizar los derechos sanitarios a todas las mujeres aquí y en todo el mundo.
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