Todavía va al cine
Vamos a ver, no se enfaden más de la cuenta. ¿De verdad se creían que iban a salvarse de los recortes que nos afectan a todos, y a muchos en las cosas del comer? ¿Pensaban acaso que la dinámica de subvenciones a sus películas iba a continuar como hasta ahora, impasible el ademán y caiga quien caiga? Pues no, oigan. A ustedes van a meterles también la tijera. Y, además, van a velar por la calidad. Eso dicen.
Primero, la máxima suma de ayudas estatales, entre el ICO, la ICA y la chiquitica, pasará de ser de 2 millones de euros a millón y medio. Bueno, calma, no se planten todavía. ¿Millón y medio de ayudas les parece poco? Millón y medio de euros por una “obra de arte” (y ahora explico el entrecomillado) salva los muebles de producciones que son auténticos bodrios y sólo ven los incautos engañados por el cartel o el trailer. ¿Saben qué hacemos el común de los mortales con un millón y medio de euros, que traducidos a pesetas son 240 millonajos? ¿Que qué hacemos? Pues, normalmente, poco más que soñarlos. Al resto de seres humanos de este país no nos dan ayudas de millón y medio de euros para montar una empresa... y a ustedes se lo van a seguir dando por un sólo trabajo. No me lloren.
Y segundo, y aquí explico el entrecomillado de “obras de arte”, otra de las medidas clave de la reforma de la ley del cine es que a las películas, antes de darles la subvención, les van a hacer un examen. Un control de nivel. Cultural, dicen. El Ministerio, en plan jurado, decidiendo “tú sí, tú no”. Teóricamente, por la calidad. Pero claro - y ahí está la clave -, "teóricamente"...
Porque aquí es donde me surgen las mayores dudas. ¿Quiénes van a formar parte del comité de control de nivel? ¿Qué van a valorar? ¿Qué será considerado “de nivel”? ¿Van a tenerse en cuenta los diálogos, los personajes, las tramas o los temas? ¿Será de nivel una película seudoerótica en verso? ¿Será de nivel una película sobre una bibliotecaria con cinco carreras, aunque el rasgo de la chica más destacado en la cinta sea su ninfomanía? ¿Considerarán interesantes per se, por ejemplo, las películas sobre víctimas del terrorismo... y seguirán subvencionando porquerías carentes de documentación como aquella Todos estamos invitados? ¿No acabará el control de nivel controlando demasiado los contenidos? ¿No acabará siendo un tribunal de moral? ¿No acabará siendo una mera excusa para dar subvenciones a quien le salga del miembro al Ministerio de turno?
¡Joder!, cuántas preguntas me han salido. Y eso, pensando lo justo, como suelo. Vale, señores cineastas y productores: peleen por ahí. Por su libertad para crear. Y, si no lo consiguen, asuman que siempre podrán filmar lo que se les ponga en el ciruelo, aunque luego no les den el maná estatal. Me temo, sin embargo, que están tan preocupados por el maná que se van a quedar en las pelas... y se la pelará lo otro.
Primero, la máxima suma de ayudas estatales, entre el ICO, la ICA y la chiquitica, pasará de ser de 2 millones de euros a millón y medio. Bueno, calma, no se planten todavía. ¿Millón y medio de ayudas les parece poco? Millón y medio de euros por una “obra de arte” (y ahora explico el entrecomillado) salva los muebles de producciones que son auténticos bodrios y sólo ven los incautos engañados por el cartel o el trailer. ¿Saben qué hacemos el común de los mortales con un millón y medio de euros, que traducidos a pesetas son 240 millonajos? ¿Que qué hacemos? Pues, normalmente, poco más que soñarlos. Al resto de seres humanos de este país no nos dan ayudas de millón y medio de euros para montar una empresa... y a ustedes se lo van a seguir dando por un sólo trabajo. No me lloren.
Y segundo, y aquí explico el entrecomillado de “obras de arte”, otra de las medidas clave de la reforma de la ley del cine es que a las películas, antes de darles la subvención, les van a hacer un examen. Un control de nivel. Cultural, dicen. El Ministerio, en plan jurado, decidiendo “tú sí, tú no”. Teóricamente, por la calidad. Pero claro - y ahí está la clave -, "teóricamente"...
Porque aquí es donde me surgen las mayores dudas. ¿Quiénes van a formar parte del comité de control de nivel? ¿Qué van a valorar? ¿Qué será considerado “de nivel”? ¿Van a tenerse en cuenta los diálogos, los personajes, las tramas o los temas? ¿Será de nivel una película seudoerótica en verso? ¿Será de nivel una película sobre una bibliotecaria con cinco carreras, aunque el rasgo de la chica más destacado en la cinta sea su ninfomanía? ¿Considerarán interesantes per se, por ejemplo, las películas sobre víctimas del terrorismo... y seguirán subvencionando porquerías carentes de documentación como aquella Todos estamos invitados? ¿No acabará el control de nivel controlando demasiado los contenidos? ¿No acabará siendo un tribunal de moral? ¿No acabará siendo una mera excusa para dar subvenciones a quien le salga del miembro al Ministerio de turno?
¡Joder!, cuántas preguntas me han salido. Y eso, pensando lo justo, como suelo. Vale, señores cineastas y productores: peleen por ahí. Por su libertad para crear. Y, si no lo consiguen, asuman que siempre podrán filmar lo que se les ponga en el ciruelo, aunque luego no les den el maná estatal. Me temo, sin embargo, que están tan preocupados por el maná que se van a quedar en las pelas... y se la pelará lo otro.
0 comentarios: on "El tijeretazo que llega al cine español"
Publicar un comentario