La sentencia de Egunkaria y los corifeos

Por ELOY RABO

Excusae petitae

Sr. Juez (dos puntos):

Sí, ya sé que éste era el encabezado de las notas de los suicidas, las que dejaban al pie de su cadáver ahorcado o en la parte de arriba del Viaducto madrileño. Ahora, como hasta han puesto metacrilato en el Viaducto para evitar los saltos, permítame que utilice lo de “Sr. Juez” para contarle las penas de alguien que lee su sentencia sobre el caso Egunkaria y alucina en colores con la hostia cruzada, zas zas, que le mete a Aznar, Acebes, Rajoy, la AVT e Indignidad e Injusticia.

Resulta que, además de absolver a Martxelo, Torrealdai y todos los demás (incluido el pobre Martín Ugalde, que ya no está aquí para celebrarlo), suelta usted unas cuantas perlas que hacen que tiemble el edificio construido por el PP en aquellos años duros de mayoría absoluta. Un edificio que se llama “Todo es ETA” y que tenía cuatro pilares, presuntamente sólidos: “La sombra de ETA es alargada”, “ETA quiere al euskera y quien quiere al euskera es ETA”, “El que denuncia torturas es ETA” y “Usted es de ETA hasta que se demuestre lo contrario”. La presunción de inocencia sustituida por la presunción de culpabilidad. Con dos cojones y la bandera del aguilucho.

Llega usted, siete años después, a dejar clarinete algunas cosas que (tampoco le voy a engañar) teníamos claras desde casi siempre por aquí, del Ebro p’arriba. Por ejemplo, que cerrar un periódico sólo con sospechas “no tiene cobertura constitucional directa”; o sea, que es directamente inconstitucional. O que “las denuncias sobre malos tratos y tortura son compatibles con los informes médicos presentados” y no es sólo cosa, como dijo Acebes, de “tirar de manual de ETA”. O que, si “no se había investigado si la línea del periódico era o no de apoyo a E.T.A.”, el periódico se cerro porque se repetía mucho en él la conjunción copulativa “eta” (“y”). En definitiva: oiga, viene usted a decir que esto fue un escándalo mayúsculo. Eso sí: dudo que nadie pague por el escándalo de marras. Siempre se puede decir que no es posible pedirle peras a Del Olmo.

En definitiva, Sr. Juez, su sentencia es la crítica teatral de una obra de guión malo, con lagunas solventadas por el “deus ex machina” de “al final, todo ETA”, con actores principales sobreactuados y con corifeos de lujo diciendo que leña al mono, que habla euskera. Corifeos, por cierto, que son periodistas y políticos de primera línea. Gente que hoy soñaría con un incendio colectivo en las hemerotecas del país, que les dejan no solo con el culo al aire sino, ítem más, como ayudantes necesarios de la aberración cometida.

Me temo muy mucho que nadie saldrá ahora a rectificar lo que dijo en su momento. Y, si lo hace, dirá que las circunstancias del 2003 no son las de ahora. Bien, vale, de acuerdo. Lo que ustedes quieran. Pero para cocinar tomate es necesario el tomate, una olla y alguien que remueva. Y la cuchara de palo la tenían ustedes. Ya saben, en mi opinión, dónde pueden metérsela ahora.