¿Crisis sanferminera? Sí, pero patrocinada

Por ELOY RABO

Criticando con el nabo

Los Sanfermines que hoy han comenzado sí pueden ser los de la crisis. Porque hay quien ya empieza a lamentarse de que las reservas hoteleras para el fin de semana del 10, 11 y 12 no pasan del 70%. O sea, que lo del lleno hasta la bandera ha pasado a la Historia. Al menos, de momento. Pero, por encima de lo económico, éstos son para mí los Sanfermines del patrocinio feroz, la mercantilización de las fiestas aunque sea sin dinero por medio, y el aprovechamiento de las fiestas para el autobombo de determinadas iniciativas. Vamos, lo que viene a ser publicidad, aunque sea institucional.

Los chalecos para los plumillas, esponsorizados por Pamplona 2016, no eran mentira. Ya los mencioné hace unos días y arriba tenéis la prueba gráfica. Todos los periodistas acreditados para el vallado del encierro deben llevarlos durante su trabajo. Lo que faltaba: además de putas, ponen la cama. Además de madrugar para ir al vallado, pelearse con borrachos y con agentes de la autoridad que reclaman la acreditación hasta que te hartas de enseñarla, tendrán que hacer de hombres y mujeres anuncio. Con un par. Pero no es el único sitio. A la izquierda, Casa Seminario, cuyos balcones están engalanados no con banderas de Pamplona, como otros años, sino con esos carteles rojos que reclaman para este pueblo la capitalidad europea de la Cultura 2016.

Seguimos con el espónsor. Os vais a hartar de verlo. Bajo estas líneas, el perímetro del recinto ferial del parque del Runa. Pamplona 2016, y los motivos que decoran igualmente la estación vieja de autobuses, se repiten secuencialmente entre churros, tiovivos y WC's portátiles. Ahora que está limpio, no pega mucho; pero, cuando haya un curioso olor a vómito y meada, va a ser un gran escaparate para la capitalidad cultural. ¡Ja! Yo sí que me meo.

Si lo que pasa es que esperan rascar algún voto de esos que se consiguen por Internet, yo lo que haría sería colocar un portátil en los kioskos de plástico que, también esponsorizados, han colocado en diferentes rincones de la fiesta. Más que nada, por aprovechar el etilismo de los presentes y la simpatía desbordante que en esos momentos sienten por nuestra ciudad. "Vote, vote, ahora mismo, ¡ya!", y otro p'al saco.

¿Os creéis que es el único espónsor oficial en la ciudad? Pues no. Navarra, Reyno de diversidad entra con fuerza. Aquí veis cómo han colocado estratégicamente un enorme panel en el antiguo Hospital Militar, hoy Educación, de tal manera que entra de maravilla en el plano de la tele cuando los mozos cantan al santo. Toma uno.

Sigue la esponsorización y llegamos a la Plaza de Toros, cuya entrada, protagonista también de los planos televisivos en las tomas desde Telefónica y hacia el callejón, ha sido igualmente decorada con los grandes paneles de Reyno de Navarra. Toma dos.

Esos paneles, por cierto, se repiten en todas las puertas del coso, en tres idiomas: castellano, inglés y francés. Al menos, ésos son los que he visto. De euskera... igual me pillaban en el extremo contrario, no sé yo. Y, para rematar la jugada, ¡tachán tachán...!

¡Sí! Sólo faltaba esto. Como muchos de los guiris se hacen la foto delante de la estatuta de Hemingway, ¿qué mejor lugar para colocar un gran panel sobre Pamplona 2016 que detrás de la escultura? Tan detrás, tan detrás... que el cabezón del Nobel tapa las letras. Pero merece la pena, coño: ningún panel publicitario fue tan fotografiado.

En definitiva: nos lo veníamos temiendo, y ya ha llegado. La esponsorización, el patrocinio de las fiestas era inevitable. Lo que no suponíamos es que serían el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno los que abrirían esta peligrosísima línea de actuación publicitaria. Han hecho precisamente lo que, en mil y un foros, apostaban por no hacer. Ahora vemos que su negativa no venía por ser guardianes de las esencias, sino por evitar que otros sacaran provecho de algo que ellos podían aprovechar.