Carta abierta al señor Solchaga

Por ELOY RABO

Desmemoriado histórico

Excelentísimo ex Ministro (dos puntos):

Yo que usted me enfadaría. Así de claro se lo digo. Resulta que es usted el único ministro navarro de la democracia (con permiso de Javier Moscoso, que aunque fue elegido diputado por Navarra, había nacido en Logroño). Resulta que usted se partió la cara con los sindicatos, hasta con el hermano UGT, en tiempos de la convergencia europea, la reconversión industrial y la crisis ochentero-noventera. Resulta que nunca se mezcló en asuntos turbios (salvo aquello de los barcos de Transmediterránea, que fue una auténtica chorrada comparado con lo que ha venido después). Y usted no tiene una calle o plaza ni de casualidad: vamos, ni quitándole las connotaciones bélicas.

Me explico. Aquí, a la izquierda, Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodezno. Ministro del primer gobierno de Franco. Ideólogo de la conspiración, amigo de Mola y Garcilaso. A él le pusieron una plaza, laureada y con Monumento a los Caídos en medio, en los tiempos oscuros de la Dictadura. Muchos años después, al hilo de una Ley de Símbolos que se cumple como a UPN le sale de los decretos testiculares, se la quitaron... pero a medias. Porque la plaza se sigue llamando Conde de Rodezno, justificándolo en el hecho de que es un título nobiliario y que es a los Condes, en general, y no al Conde golpista a quien se rinde honor con la placa callejera.

Pues bien: aplicando la doctrina Rodezno, podría usted haber tenido un ambulatorio. Claro: el ambulatorio Solchaga. Le borramos lo de General y santas pascuas. Pero resulta que no, que aquí no vale la doctrina Rodezno. A tomar por saco.

Aquí arriba, la consejera Kutz (la que seguro que está a día de hoy encantada con la historia de la píldora del día después) reinaugura un ambulatorio. Es el suyo, señor Solchaga, el que le correspondía por la doctrina Rodezno. Pero los decretos testiculares dijeron entonces que al Doctor San Martín, que sería un gran médico y un santo varón, le correspondía tal privilegio.

Y claro: aquí no hay tiendas a las que les vaya a costar cambiar las bolsas del comercio para modificar la dirección, ni portales con domicilios cuyas tarjetas no valgan por ser "preconstitucionales", ni callejeros que cambiar. Y esa modificación era más fácil (menos incómoda para todos, incluidos el Gobierno y el Ayuntamiento), así que se hizo. Y el Ambulatorio Solchaga ("General no, ministro", hubiera dicho el consistorio pamplonés) es hoy el Ambulatorio Doctor San Martín. Los PTV, probablemente, sigan llamándole "Ambulatorio General Solchaga" o "El Solchaga"; pero no será por usted, ministro democrático, sino por el General del Alzamiento. Yo que usted, me enfadaría. Nunca lo tuvieron tan a huevo para dedicarle algo. Y le han hecho la envolvente, como a todos nos la intentan hacer con lo de la plaza Conde de Rodezno.

Cintura no les falta a estos dirigentes nuestros. Qué pena que sólo la usen para regatear sus propias leyes.