Que viene el lobby, que viene el lobby

El caso de los eurodiputados "pillados" por el Sunday Times tuvo ayer un nuevo capítulo al publicarse en el periódico inglés un vídeo del navarro Pablo Zalba. Curioso que se dijera en la información que había sido complicado encontrar un europarlamentario español que hablase bien en inglés, por cierto. Va a ser que el sistema educativo va peor de lo que pensábamos. Sobre todo ello escribe un tipo que sabe poco de lobbies, por mucho que se documente.

Por ELOY RABO

Lobbytomizado

Vaya por delante que me suda el fistro urinario lo que pueda ocurrir con los europarlamentarios implicados, o presuntamente implicados, en eso de "dinero por leyes". Que es, como su propio nombre indica, aceptar sobornos a cambio de modificar leyes al gusto del cliente. Los políticos que se mueven así (y no tenemos que irnos al Europarlamento, forales míos) me merecen el mayor de los desprecios. Ítem más: si me los dejaran en mis manos, aparte de mangarles la cartera (Ley del Talión de un ciudadano de a pie), les iba a hacer limpiar las escaleras de su institución con la lengua. Por ejemplo, y así sin pensar.

Lo que pasa es que el último salpicado, y no presuntamente salpicado, es Pablo Zalba, un navarro. Y resulta que lo que ha ocurrido con él me llama la atención. Así que, para explicarme, vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.

Hace una semana, se publicó la primera entrega del asunto Dinero por Leyes. Tres, eran tres, los acusados: el austriaco Ernst Strasser, el rumano Adrian Severin, y el esloveno Zoran Thaler. En aquellas primeras informaciones, se podía leer: "Zalba [...] fue tentado por los mismos reporteros del rotativo británico, sin llegar a aceptar su oferta", o también "Los investigadores tentaron a 35 de 738 eurodiputados. Un español, Pablo Zalba (derechista), fue presionado [...], pero sin resultado". Bueno, parecía que el orgullo patrio quedaba libre de sospecha.

Ayer, sin embargo, el Sunday Times sacó una nueva entrega de su serial. Y ahí publicaron el vídeo de Pablo Zalba, en el que se le oía decir que podía cambiar cualquier informe del Europarlamento. Casi nada lo que aseguraba el zagal. Y ahí se escribía que había aceptado la enmienda propuesta por los periodistas que se hicieron pasar por lobby, aunque también se aseguraba que no cobró nada por ello. O sea, que lo mismo es verdad lo que Zalba aseguró después: que la enmienda la había aceptado porque mejoraba el texto original. Y, si demuestra con argumentos eso, no hay nada que rascar en este asunto. Al menos, en mi opinión. Por mucho que los titulares de los medios españoles ya hablaran ayer de "sobornos", "compras" e "implicados" con total impunidad.

Otra cosa es que podamos llevarnos las manos a la cabeza, y yo me las llevo, al constatar que los lobbies, o grupos de presión, tienen un poder brutal. Que no se limitan a defender la postura de sus intereses, sino que no dudan en comprar a quien haga falta. Porque esto debe ser muy habitual para que el eurodiputado navarro no se extrañe ante la oferta. Pero claro, no nos llevemos a engaño: en todas partes hay lobbies. También en Navarra, donde en ciertas cosas no estamos tan atrasados. Hay quien consigue que se modifique una Ley foral, hay quien logra la exclusividad en materia de investigación con dinero público, hay quien consigue que una candidata a presidenta haga rectificar a una consejera, hay quien va desde un partido a decirle a su alcalde que recalifique los terrenos de su exalcalde... Y podría seguir, pero no es plan de aburrir a la concurrencia.

Por cierto. Puestos a echarnos unas risas, que al final es de lo que se trata, me llama la atención un hecho. Los del rotativo de la pérfida Albión digan que el problema para encontrar un europarlamentario español que hablase con ellos era encontrar uno que dominase el inglés. Tócate los cojones. Al final, el mayor problema de Zalba resulta ser haber ido a colegio de pago y hablar con fluidez la lengua de Chéspir.