Cuando se ponen los intereses de un partido por encima de los intereses de los ciudadanos es que algo va mal. La negación de la evidencia provoca inevitablemente el retraso en la toma de decisiones que, por mantener el Status quo de nuestros políticos, nos están llevando a todos los demás hacia el más profundo de los pozos.
Para ellos no, para ellos las cosas se están haciendo bien. Nadie se plantea si el modelo al que nos conduce la Unión Europea es el adecuado, ya no tienen cancha para estudiar otras opciones. Hacer lo que me dicen ya significa que lo que he hecho lo he hecho bien.
Señores diputados: Esto no es el colegio. No basta con hacer la tarea. Hay que cuestionarse el impacto que van a tener las medidas que tomen en la vida de todos lo que no vivimos arrimados a la política, que somos muchos, y entre los que tenemos más de cuatro millones de parados, entre los cuales seguramente haya gente mucho más capacitada que muchos de los ministros del gobierno.
Decía el Secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, en una visita que hizo a Pamplona que nuestra única alternativa en este momento, como país, pasa por el comercio exterior. Vender mucho fuera para traernos los dineros de los extranjeros. También, como su ministra, decía que no hacía falta un plan B.
No me parece mal que intenten transmitir una imagen positiva y de esperanza pero, señor Ocaña, sabe usted que con la guerra de divisas, el euro está muchísimo más caro que el dólar, lo que no va a ayudarnos precisamente a vender más allá de los países ricos de la Unión Europea. Sí: ésos que no se lo pensaban dos veces a la hora de poner barricadas cuando queríamos venderles tomates.
Por otro parte, también es evidente la lentitud del proceso transformador. Para salir de una crisis de estas dimensiones es preciso realizar una transformación profunda del modelo económico español, empezando por las entidades financieras. ¿Por qué se están eternizando los procesos de fusión? ¿De quién es la responsabilidad? ¿Somos conscientes de que cada día que pasa sin hacerlo es un día más de dificultades de financiación?
Volviendo a la negación de la evidencia, lo primero que provoca es incertidumbre. Ahora que el PSN habla de perder trenes hay que reflexionar qué es mejor, perderlo o subirse a uno a punto de descarrilar. La situación es esta: los parados no saben cuándo podrán encontrar un empleo, los estudiantes a oposiciones no tienen certeza de si las oposiciones se van a convocar, los empresarios no invierten porque no saben cuándo abrirán el grifo los bancos, los jubilados no saben qué va a pasar con las pensiones, la gente no sabe si el Gobierno dice la verdad o tendrán que entrar a rescatarnos como a Irlanda, por no hablar de Marruecos, etc…
La conclusión es que aquí cada uno se tiene que sacar las castañas del fuego y que, nuevamente, van a pagar justos por pecadores. Me gustaría ver a todos esos albañiles, aparejadores, y demás gente del gremio que de un día a otro pasaron de autónomos a empresarios millonarios y que, en demasiados casos, o se han dado a la fuga o han dejado una mora considerable hundiendo en la miseria tanto a sus trabajadores como a sus proveedores. ¿Dónde está toda esa gente que se paseaba con el BMW más grande y caro que había en el mercado por delante de licenciados, becarios, doctores, técnicos, y demás pringados?
Me gustaría saber cómo va a actuar la justicia con ellos. Qué va a pasar con los especuladores que han dejado deudas millonarias a la Hacienda Pública, qué pasa con los clubs de fútbol, otros de los mantenidos del Estado, qué pasa con las empresas públicas y semipúblicas que se dedican a hacer la competencia a autónomos y pequeños empresarios, con una estructura que la pagamos todos y sin la presión de obtener unos resultados económicos determinados.
En esta casa, que más parece una casa de putas que un Estado, hay que hacer una reforma valiente y rápida. Hay que ser conscientes de que no somos alemanes ni japoneses y que no nos vamos a parecer nunca a ellos. Tenemos que escoger nuestro propio camino, dentro de la Unión Europea, aunque sea una institución que a día de hoy ni siquiera puede garantizar que dentro de diez años no volvamos a hablar en pesetas.
Ya lo decían unos cuantos portugueses entrevistados por Televisión Española en el día de su huelga general, estamos en un proceso difícilmente reversible de empobrecimiento de la población. La comunidad internacional está consiguiendo su objetivo, convertirnos en una especie de China pero en pequeño, un país productor y exportador, pero a base de tener una producción barata. Y la producción barata, en un país con los recursos de España, no significa otra cosa que mano de obra barata.
Para ellos no, para ellos las cosas se están haciendo bien. Nadie se plantea si el modelo al que nos conduce la Unión Europea es el adecuado, ya no tienen cancha para estudiar otras opciones. Hacer lo que me dicen ya significa que lo que he hecho lo he hecho bien.
Señores diputados: Esto no es el colegio. No basta con hacer la tarea. Hay que cuestionarse el impacto que van a tener las medidas que tomen en la vida de todos lo que no vivimos arrimados a la política, que somos muchos, y entre los que tenemos más de cuatro millones de parados, entre los cuales seguramente haya gente mucho más capacitada que muchos de los ministros del gobierno.
Decía el Secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, en una visita que hizo a Pamplona que nuestra única alternativa en este momento, como país, pasa por el comercio exterior. Vender mucho fuera para traernos los dineros de los extranjeros. También, como su ministra, decía que no hacía falta un plan B.
No me parece mal que intenten transmitir una imagen positiva y de esperanza pero, señor Ocaña, sabe usted que con la guerra de divisas, el euro está muchísimo más caro que el dólar, lo que no va a ayudarnos precisamente a vender más allá de los países ricos de la Unión Europea. Sí: ésos que no se lo pensaban dos veces a la hora de poner barricadas cuando queríamos venderles tomates.
Por otro parte, también es evidente la lentitud del proceso transformador. Para salir de una crisis de estas dimensiones es preciso realizar una transformación profunda del modelo económico español, empezando por las entidades financieras. ¿Por qué se están eternizando los procesos de fusión? ¿De quién es la responsabilidad? ¿Somos conscientes de que cada día que pasa sin hacerlo es un día más de dificultades de financiación?
Volviendo a la negación de la evidencia, lo primero que provoca es incertidumbre. Ahora que el PSN habla de perder trenes hay que reflexionar qué es mejor, perderlo o subirse a uno a punto de descarrilar. La situación es esta: los parados no saben cuándo podrán encontrar un empleo, los estudiantes a oposiciones no tienen certeza de si las oposiciones se van a convocar, los empresarios no invierten porque no saben cuándo abrirán el grifo los bancos, los jubilados no saben qué va a pasar con las pensiones, la gente no sabe si el Gobierno dice la verdad o tendrán que entrar a rescatarnos como a Irlanda, por no hablar de Marruecos, etc…
La conclusión es que aquí cada uno se tiene que sacar las castañas del fuego y que, nuevamente, van a pagar justos por pecadores. Me gustaría ver a todos esos albañiles, aparejadores, y demás gente del gremio que de un día a otro pasaron de autónomos a empresarios millonarios y que, en demasiados casos, o se han dado a la fuga o han dejado una mora considerable hundiendo en la miseria tanto a sus trabajadores como a sus proveedores. ¿Dónde está toda esa gente que se paseaba con el BMW más grande y caro que había en el mercado por delante de licenciados, becarios, doctores, técnicos, y demás pringados?
Me gustaría saber cómo va a actuar la justicia con ellos. Qué va a pasar con los especuladores que han dejado deudas millonarias a la Hacienda Pública, qué pasa con los clubs de fútbol, otros de los mantenidos del Estado, qué pasa con las empresas públicas y semipúblicas que se dedican a hacer la competencia a autónomos y pequeños empresarios, con una estructura que la pagamos todos y sin la presión de obtener unos resultados económicos determinados.
En esta casa, que más parece una casa de putas que un Estado, hay que hacer una reforma valiente y rápida. Hay que ser conscientes de que no somos alemanes ni japoneses y que no nos vamos a parecer nunca a ellos. Tenemos que escoger nuestro propio camino, dentro de la Unión Europea, aunque sea una institución que a día de hoy ni siquiera puede garantizar que dentro de diez años no volvamos a hablar en pesetas.
Ya lo decían unos cuantos portugueses entrevistados por Televisión Española en el día de su huelga general, estamos en un proceso difícilmente reversible de empobrecimiento de la población. La comunidad internacional está consiguiendo su objetivo, convertirnos en una especie de China pero en pequeño, un país productor y exportador, pero a base de tener una producción barata. Y la producción barata, en un país con los recursos de España, no significa otra cosa que mano de obra barata.
1 comentarios: on "Zetape & friends"
Pues sí... Y mientras los europeos de por ahí arriba están en casa encerrados, nosotros de tascucio en tascucio chiquiteando tan ricamente.
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