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Juan José Domínguez

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Economía

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El difícil arte de apellidarse... y la natalidad

A cuenta de las nuevas leyes sobre los apellidos que se han promulgado en España, al Filibustero le da por pensar que esto complica aún más la cosa a quienes se deciden a traer hijos al mundo. Y lo muestra con un sencillo problema de matemáticas. Tranquilos y tranquilas, que tampoco les vamos a hacer pensar demasiado: es un examen de tipo test, con posibles respuestas sugeridas. Que tampoco es plan de que la peña se agobie.


Por EL FILIBUSTERO
Matemáticas básicas aplicadas a la gestión de Estado

No era fácil ponerse de acuerdo para ponerle nombre a la criatura como para ahora empezar a debatir el orden de los apellidos. Puede que se trate de una norma de igualdad de género, ¿por qué relegar el apellido de la madre a un segundo plano?; pero, con la que está cayendo, sin duda debatir este asunto en estos momentos es alejarse de las prioridades para concentrarse en los ornamentos.

En cualquier caso, y ya que nos ponen el tema encima de la mesa, no lo dejaremos pasar, puesto que nos permite realizar un análisis matemático del asunto. Se ve que se podrá elegir el orden de los apellidos, pero si no hay acuerdo, la cuadrilla de genios que ha diseñado la norma ha planteado que se resuelva dando prioridad al orden alfabético.

Bien, a nada que uno preste atención, si se trasladara a la práctica semejante iluminación, podría llevar, en el supuesto de que nadie se pusiese de acuerdo en el orden, a condenar al ostracismo a la mayor parte de los apellidos, de tal manera que si la cosa tendiese a infinito, al final todos los apellidos comenzarían por “A” y en última instancia todos nos apellidaríamos igual.

Ésta es la política de natalidad del país: legislar sobre el orden de los apellidos. No, no, perdón, que nos olvidamos de que a partir de 2011 el gobierno ha decidido eliminar el cheque bebé. Sin duda una medida ejemplar, en el sentido de que sirve perfectamente como ejemplo, una vez más, de la incompetencia del Partido Socialista en materia económica.

¿Por qué debe tener prioridad mantener las ayudas a la natalidad en tiempos de crisis sobre otros aspectos como el gasto militar, las ayudas a la iglesia, la universidad, la I+D+i, el Plan Renove, el Plan E, o las ayudas a la compra de frigoríficos?. Muy sencillo, lo explicaremos con un problema de matemáticas.

“En la generación de los abuelos de Pepiño, la población española era de 40 millones de personas, los abuelos de Pepiño eran hijos únicos, después cada pareja de abuelos tuvo un hijo, que son los padres de Pepiño, y estos a su vez han tenido un solo hijo, que es Pepiño. Con estos datos y tomando como hipótesis que esto se convierte en norma general y todas las parejas tienden a tener un solo hijo, a la par que se incrementa la esperanza de vida, ¿quién va a pagar las pensiones de Pepiño, sus padres y sus hijos?”
Solución:
a) Los inmigrantes
b) Pregúntenle a Benedicto XVI, a ver qué dice Dios.
c) Nos jubilaremos a los 90
d) Para entonces ya no existirán las pensiones
e) Como trabajaremos más y cobraremos menos no habrá problema
f) Como habrá seis veces más pisos que población tampoco habrá problema

En fin, que tenemos un serio problema con esto de la natalidad, y si ahora plantearse montar una familia ya resulta una aventura, hay que ser conscientes, al menos a nivel de Estado, de que resulta imprescindible implantar medidas serias en este sentido si pretendemos mantener mínimamente el estado de bienestar. Aunque igual me equivoco y resulta que los del plan Moderna, esos que planifican a treinta años, ya lo tienen bien pensado… o no.

2 comentarios: on "El difícil arte de apellidarse... y la natalidad"

Simón dijo...

Personalmente veo como más probable la opción d)Para entonces ya no existirán las pensiones.

Pretender cobrar una pensión del sistema público, suficiente como para mantener el ritmo de vida previo, jubilándome dentro de 30 o 40 años es un ejercicio de optimismo que me supera...

Por menos se ha metido a muchos en la cárcel (Madoff, Ponzi, ...), pero no eran políticos.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
Yo voto por la opción de los inmigrantes.