
Andan por ahí recordando que hace un par de años escasos, el consejero foral de Economía firmó un artículo en el que aseveró que "la crisis apenas iba a ser percibida por la sociedad navarra". ¿Y qué? Yo mismo también oí a supuestos estudiosos de la cosa afirmar, al inicio de este ciclo, que se trataba de algo leve. Que simplemente se iba a retrasar nuestra decisión de compra de un BMW "apenas seis meses"...
Es decir, que en tonterías y gordas seguro que el pobre consejero no es el campeón. Más me preocupa que sea esta misma persona la que ahora se nos presente con el traje zurcido y el mesiánico mantra de ahorro, mesura y contención. Lo digo porque es el mismo que hace un año no tuvo reparo en defender justo todo lo contrario: que incrementar el gasto público era la mejor salida para abandonar la crisis.
Luego, por convicción u obligación, estamos ante alguien que ha demostrado en su actividad pública actuar sin un criterio. Por eso, sería bueno preguntarse sobre la legitimidad que pueden tener algunos cargos públicos de nuestra región para pedirnos ahora penitencia y moderación cuando ellos no la han tenido o, como hemos visto, han ido por la senda del derroche y el despilfarro.

¿Que quiénes son los patronos de la sociedad? No merece la pena. Porque como dice Donald Sutherland en su impagable papel en la película JFK: "el quién y el cómo son lo de menos, lo importante son los porqués". Eso es justo lo que le pasa aquí. Que ya no importa el quién. Lo inquietante es el hedor a moho que, por la deuda acumulada, desprende parte de la tramoya y los bastidores que sustentan el tema...
1 comentarios: on "JFK y el Príncipe de Dinamarca"
Pues sí...
Es que algunos se atracan de txistorra y luego aconsejan como aconsejan.
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