Graffitis surrealistas (y chalaos)

Nos manda un txistorrero una foto tomada en Gijón, en una zona del puerto que, según nos cuenta, está llena de pintadas más o menos artísticas y graffitis más o menos trabajados. El que más le llamó la atención es, sin duda, de los más trabajados y de los más artísticos. Y también de los más surrealistas. ¿Cómo combinar a Bukowski con Alf? Pues sí: con un tetrabrik de vino. En concreto, el que lleva Alf (a ver qué os pensábais). A Eloy Rabo, el dibujo le ha inspirado unas líneas.

Un texto de ELOY RABO

Era fan de Alf y de las chapas

Hay que ser friki, copón bendito. Hay que ser friki para acordarte de Bukowski, del que no he leído nada y sobre quien nada sabría si no fuera por la Wikipedia. Y hay que ser friki para que se te ocurra pintarlo en un graffiti, sentado junto al muelle de Gijón, con unas cervezas bajo su silla de plástico y protagonizando esos diálogos imposibles que presentas en el rótulo. Hoy, con Alf. Parafraseando una frase de Milhouse en Los Simpson: "¿Te acuerdas de Alf?, ha vuelto, en forma de pintada".

Hay que ser friki, sí; pero hay que tener ingenio para juntar a Bukowski, escritor de culto para los ilustrados de una generación, con Alf, bicho alienígena televisivo de culto para el común de los mortales de otra generación bien distinta. Para juntarlos tomando algo al lado de los rompeolas. El escritor, unas cervecitas; Alf, vino Don Simón (sólo un estómago alienígena lo aguanta a palo seco).

Hay que ser friki, sí; pero hay que ser un puto genio para que se te ocurra juntar a Alf y a Bukowski a hablar, para además ponerle a Alf bebiendo vino de caja y para que, rematando la jugada, Alf tenga los santísimos cojones de decirle al yankialemán: "Pues yo, la verdad, prefiero a Ken Follet". Sí, le falta añadir al extraterrestre, el de ese libro peñazo que han convertido en serie aún más peñazo, pero por el que cobra más royalties de los que tú cobraste y cobrarán tus herederos en 18 generaciones.

El dibujante tiene que ser friki, sí; pero es un fenómeno. Que le den una pared en Iruña ya. O mejor: hay que abrirle un Museo. Quizá ocupando ése de Alzuza que tiene menos visitas que los baños públicos de Petilla de Aragón. O ponérselo donde están tirando lo de los Bomberos en Pamplona. Que alguien le mande una caja de champán francés al ingenioso pintor. Para que deje de chutarse con Don Simón.