Por JAVIER DOMÍNGUEZ
Suspicaz lector

Los del Club Bilderberg han estado en Sitges, y la reunión puede resumirse en un "reunidos no se sabe quién para hablar de nadie sabe qué". Lo cual, estando por medio jefas de Estado consortes y Presidentes del Gobierno, no inspira demasiada confianza. Nunca sabremos en qué medida esas reuniones, descritas como "apasionantes" por doña Sofía ("¡se aprende tanto!", le dijo a Cernuda), manejan realmente los hilos de nuestra economía y, con ello, de nuestras vidas cotidianas. Y más en estos tiempos.
En esa noticia pensaba cuando, paseando la mirada por la estantería, me topé con un libro que leí, por fin, hace cuatro años. En un verano. Uno de esos clásicos de la Literatura que es mejor pillar por banda cuando no hay profesor que te obligue, ni examen que te presione. 1984, de Orwell. Ubicado treinta años después de la primera reunión de los Bilderberg. Su argumento es tan conocido que no aportaré nada, pero refresco la memoria: grandes corporaciones dominando el mundo, continentes enfrentados en guerras que no se sabe si existieron o no, y la Historia convertida en algo que cambia conforme cambian los intereses del Poder.

El libro se caracteriza por presentar una sociedad metida en una continua paradoja. El gran ojo que todo lo ve dice velar por la seguridad de todos mientras se despreocupa de la seguridad de cada individuo, e incluso la ataca en represalia por haber descubierto que hay otras formas de vivir. Es la Hermandad, presunta forma de resistencia, una herramienta más del Partido Único para detectar a los elementos subversivos que deben de ser purgados, eliminados del sistema. Hermandad que hoy podría ser representada, por ejemplo, como ONGs de todo pelaje y oscuras motivaciones y funcionamientos, o incluso por flotillas de origen incierto y con un final que jamás conoceremos en realidad. Todas esas paradojas confluyen en una sala de torturas, la Habitación 101, donde Winston, protagonista del libro, descubre que la paradoja no es tal si no existe la lógica. No hay paradoja si la Verdad no lo es por ser verdadera sino porque el Partido decide que ésa es la Verdad.

4 comentarios: on "1984 y el Club Bilderberg"
Mohete, deja de tomar isidrinas con el café.
Saludos.
Lo suyo es malmeter, Don Javier. Los del bilduletxes ese se juntan porque son colegas. A ver si cuando usté queda con la peña pa comerse unas txistorras de Altsasu avisa a la prensa...
Pues estos ochos, igual. Quedan, echan unas risas (de nosochos/as), "organizan" un poco el chandrio económico, echan unas partidicas de golf, ponen al día a sus plumillas y a otra cosica.
Todo lo demás es pensar mal y de iñusentes.
A tomar... digo a mandar.
Ay Cipote, si es que sin abrir los ojos me pongo a echarme sacarina y me confundo de grageas...
Seguramente si hubiesen tirado una bomba en ese hotel en el momento adecuado se habría acabado la crisis.
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