Allá por abril contaba las largas colas que se habían formado en el entorno del estadio de San Mamés, lugar donde el próximo 28 de junio se celebrará un concierto de AC/DC (me perdonen sus fans, pero no consigo poner un trueno ahí en medio: conténtense con la barra). Y recordaba de pasada que, en noviembre de 2008, cuando por un error informático las entradas se agotaron en menos de dos horas, tuvo que llegar la Ertzaintza a poner orden en la Fnac... pero que ninguna policía intervino ante los anuncios en Internet del tipo "vendo boli Bic por 300 euros y regalo entrada para el concierto de AC/DC". Pues bien: apenas tres semanas después de ponerse a la venta las entradas de este año, me encuentro con esto en una farola del bilbaíno barrio de Indautxu.
Un palito, 130 euros. Dos palitos, 240. Caros, los palitos. ¿Qué palitos serán esos? ¿Palitos de los oídos? ¿Palitos de chaka hecho a partir de angulas y caviar? ¿Serán palitos para poner en ruedas muy importantes, tipo Gobierno, jefes o similares? ¿Vendrá de estos palitos la expresión "pegar el palo"? ¿Es posible que al vendedor de los palitos no le dé ningún palo echarle tanto rostro en cualquier farola? Ah, no, ya lo pillo: lo importante es el regalo. Qué generosidad, qué visión del marketing. Que no es reventa: es oferta. ¿No irá ningún cuerpo policíal a darle de palitos?
Francamente, yo preferiría un anuncio de bolígrafos BIC. Pues sí, oigan: ya que van a salirme caros de narices, al menos escriben. El palito, como no se lo tire a algun perrito, ya me contarán ustedes qué utilidad tiene. Porque una cosa tengo clara: ya puestos, ya siendo surrealistas, si yo pagara 130 euros para que me regalaran la entrada, exigiría el palito. Con dos... y un palo.
0 comentarios: on ""Vendo palito, regalo entradas AC/DC""
Publicar un comentario