Teleadicto
Mi terapeuta lleva unos años diciéndome que no vea las noticias por televisión, pues me hace mucho daño escuchar según a quién y según qué cosas. Pero no me decía nada de dejar de ver “La Noria” en una noche de mayo de tiempo desapacible. Así que la otra noche, sin nada mejor que hacer, me senté delante de mi televisor y me tragué una entrevista con un tal Pepe Blanco. De profesión ministro de Fomento y defensor del presidente del Gobierno ante la que está cayendo desde el miércoles. Error. Llevo unos días con un síndrome de Tourette, en su variante de episodio agudo de coprolalia.
Creo que no me equivoco si digo que tenemos a uno de los gobernantes más incapaces de la Historia de España en lo referente a política social. Sí. Un tipo que, en lugar de apretar las tuercas a los que han reventado el sistema con su economía especulativa, hace recaer la factura de la crisis en pensionistas, funcionarios, familias y, a partir del 1 de julio, en todos y cada uno de los ciudadanos. Una crisis que nosotros, entre los que me incluyo, no hemos provocado ni con la que hemos ganado un miserable euro pero que ya estamos pagando.
Y lo peor no es el presidente del Gobierno. ¡Qué va! Es el entorno de asesores, pelotas y pelotillas. Coro de palmeros, pelotas y correveidiles que, como en el cuento del traje nuevo del emperador, le aplauden y jalean. Como los que la misma tarde del anuncio de las medidas no tuvieron la gallardía de decirle a la cara a Pajín, a Chaves y a Blanco lo que pensaban de ese ajuste económico socialmente reprobable contra un amplio sector de la población de este país. Unos tipos que, a mi modesto modo de ver, no tienen juicio crítico ni decencia y que, desde la reflexión meditada, serena y profunda e impasible el ademán, intentan hacernos comulgar con ruedas de molino justificando lo injustificable.
Los mismos que, un día u otro de estos, irán a Ferraz a un comité federal en el que se encontrarán cara a cara con su jefe y en el que éste no oirá ni una palabra, ni un reproche, ni una queja. Nadie cruzará la línea. Saben que el año que viene hay elecciones y todos ellos quieren ser candidatos. El que se mueva no sale en la foto. Así que, con su silencio, se van a convertir en cooperadores necesarios del asunto.
Este país no tiene arreglo. No hemos aprendido nada en doscientos años de Historia. No hay nada peor que una masa aborregada que, en forma de estómago agradecido, grita alborozada aquello del ¡vivan las caenas! ante un presidente del Gobierno que dicta una batería de medidas a todas luces injustas, como es el caso de ésta. Que no se contenta con callarse sino que aplaude cuando las cosas no se hacen correctamente desde los poderes públicos. Cuando se engaña a la población. Cuando se hace, exactamente, lo contrario de lo que se predicaba hace unos meses. Cuando se traicionan todos los principios habidos y por haber de una ideología que, sobre el papel, debe defender a los más desfavorecidos y a los que están en peores circunstancias dentro del sistema.
Me van a perdonar pero a algunos de los políticos de este país en las próximas elecciones generales los va a votar su …. …..
4 comentarios: on "Síndrome de Tourette ante el ¡vivan las caenas!"
Profesor, ¿está seguro de que la mejor etiqueta para su entrada es la de humor?
Enhorabuena al cien por cien. Usted y yo (y supongo que alguno más) con ataques de coprolalia y ellos, ya ve, con síndrome de corololailo.
La primera y última vez que subí a la Noria, me pasó lo mismo que a usted viendo el programa. Primero ilusión, después de la publicidad ya me empezó a entrar el pánico hasta que cuando estube en la cumbre empecé a gritar y a llorar, por fin cuando bajé de la noria, mi primer pensamiento fué de rabia... qué habré hecho yo para merecer esto????
Felicitat, te sacan del platillo volante y te pierdes. Normal.
Aaahhhh, que era Pepiño el que se subió a La Noria???, pues que despiste debía llevar yo, no será usted el que le limpiaba la baba?, es que sin gafas no veo de lejos...ni de cerca tampoco!
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