Por JAVIER DOMÍNGUEZ
Plumilla raso sin galones

El (no sé si bien o mal) llamado periodismo ciudadano es, teóricamente, el que hace la gente de la calle. Los intentos en papel de los 90 han sido superados con los blogs, poderosa herramienta viral, gratuita y manejable por uno mismo. Aislados de los periódicos y los mass media, se pueden permitir contar cosas que no interesan a las grandes audiencias, o que son peligrosas para los anunciantes que dan dinero y vida a los medios. Puede dar a conocer historias, más o menos importantes, que de otra forma quedarían acalladas en los medios convencionales. Por eso, hay algunos periodistas que, en la gratuidad y el anonimato de Internet, sacan cosas que sus medios no están dispuestos a publicitar. O quizá sirvan incluso, y esto puede ser un valor que anteriores generaciones de periodistas no tuvimos, para que quienes se preparan para la Comunicación tengan un trampolín donde probar, experimentar, testarse e ir conociendo lo que la gente quiere leer.
Sin embargo, a veces pierde al blogger no periodista, o al periodista sin escrúpulos, el afán por contar cosas que nadie ha contado antes. Las ganas de ser el primero, el más transgresor, el más "valiente". Es ahí donde se puede seguir hablando de
Periodismo Ciudadano, sí, pero el término "Periodismo" se podría entrecomillar. Y es ahí donde empiezan las complicaciones, especialmente si el ámbito del confidencial o blog de turno es relativamente pequeño.

Un ejemplo claro es Navarra. Es ésta una tierra pequeña, con una tendencia casi innata al interés por el conocimiento de lo ajeno. A poco que alguien tenga varios círculos sociales, puede saber mil historias, mil pequeños escándalos, cien líos de faldas, cincuenta fraudes, diez casos de amiguismo. Todos sabemos, casi todos callamos. El periodista sin escrúpulos, o el blogger no periodista que no ha oído hablar de la responsabilidad social, puede acabar cayendo en la tentación de contarlo todo, sin reparar en los daños personales, familiares o sociales que pueda causar con ello; muchas veces, sin contrastar fuentes, y tratando como información veraz lo que no pasa de ser un comentario de bar. "Inconformismo", "transgresión" o "frescura" serán las palabras fetiche para justificarse.
Las complicaciones aumentan cuando los medios convencionales caen en la trampa del blog confidencial, e intentan adelantarse incluso a esas páginas que no tienen nada que perder. Utilizan para ello el comentario del amigo, del vecino o del primo del amigo que luego se lo cuenta al periodista. Y pueden darse por hechos meras hipótesis de trabajo, como ha ocurrido esta semana con la presunta polémica en el seno de las Peñas a cuenta de las pancartas. Las Peñas han tenido que salir a decirles a los periódicos que echen el freno. Es verdad que algún blogger que no valore cuestiones periodísticas podía haberse lanzado, antes de comprobar los datos.

2 comentarios: on "Periodismo ciudadano y periodismo cívico"
Una artículo necesario.
Gracias, Antihéroe. Saludos...
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