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Economía

viernes, 30 de abril de 2010

Periodismo ciudadano y periodismo cívico

Por JAVIER DOMÍNGUEZ
Plumilla raso sin galones

En las Facultades de Comunicación, con muchos profesores y más preparados que el firmante, es donde se enseña - o se debería enseñar - que las potencialidades del Periodismo Ciudadano pueden y deben ser estudiadas para el Periodismo como tal, el convencional, el de toda la vida. Pero también deberían conocerse sus errores, sus peligros y los matices que lo convierten en algo útil sin caer en lo grosero. Para eso, hay que conocer las diferencias, porque ya dice la sabiduría popular que "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".

El (no sé si bien o mal) llamado periodismo ciudadano es, teóricamente, el que hace la gente de la calle. Los intentos en papel de los 90 han sido superados con los blogs, poderosa herramienta viral, gratuita y manejable por uno mismo. Aislados de los periódicos y los mass media, se pueden permitir contar cosas que no interesan a las grandes audiencias, o que son peligrosas para los anunciantes que dan dinero y vida a los medios. Puede dar a conocer historias, más o menos importantes, que de otra forma quedarían acalladas en los medios convencionales. Por eso, hay algunos periodistas que, en la gratuidad y el anonimato de Internet, sacan cosas que sus medios no están dispuestos a publicitar. O quizá sirvan incluso, y esto puede ser un valor que anteriores generaciones de periodistas no tuvimos, para que quienes se preparan para la Comunicación tengan un trampolín donde probar, experimentar, testarse e ir conociendo lo que la gente quiere leer.

Sin embargo, a veces pierde al blogger no periodista, o al periodista sin escrúpulos, el afán por contar cosas que nadie ha contado antes. Las ganas de ser el primero, el más transgresor, el más "valiente". Es ahí donde se puede seguir hablando de Periodismo Ciudadano, sí, pero el término "Periodismo" se podría entrecomillar. Y es ahí donde empiezan las complicaciones, especialmente si el ámbito del confidencial o blog de turno es relativamente pequeño.

Un ejemplo claro es Navarra. Es ésta una tierra pequeña, con una tendencia casi innata al interés por el conocimiento de lo ajeno. A poco que alguien tenga varios círculos sociales, puede saber mil historias, mil pequeños escándalos, cien líos de faldas, cincuenta fraudes, diez casos de amiguismo. Todos sabemos, casi todos callamos. El periodista sin escrúpulos, o el blogger no periodista que no ha oído hablar de la responsabilidad social, puede acabar cayendo en la tentación de contarlo todo, sin reparar en los daños personales, familiares o sociales que pueda causar con ello; muchas veces, sin contrastar fuentes, y tratando como información veraz lo que no pasa de ser un comentario de bar. "Inconformismo", "transgresión" o "frescura" serán las palabras fetiche para justificarse.

Las complicaciones aumentan cuando los medios convencionales caen en la trampa del blog confidencial, e intentan adelantarse incluso a esas páginas que no tienen nada que perder. Utilizan para ello el comentario del amigo, del vecino o del primo del amigo que luego se lo cuenta al periodista. Y pueden darse por hechos meras hipótesis de trabajo, como ha ocurrido esta semana con la presunta polémica en el seno de las Peñas a cuenta de las pancartas. Las Peñas han tenido que salir a decirles a los periódicos que echen el freno. Es verdad que algún blogger que no valore cuestiones periodísticas podía haberse lanzado, antes de comprobar los datos.

Sin embargo, la opinión (como estas reflexiones) sí es libre. Afortunadamente. Y subjetiva. En Internet y en los blogs puede encontrar un hueco donde ser compartida o debatida de forma global, común, social al fin y al cabo. Puede darse con ira, con acidez, con humor (que no siempre es admitido, por desgracia). La opinión debería ser propia, pero nunca basada en criticar al ajeno por sus acciones personales, sus defectos físicos... vamos, esas cosas que no sólo no quedan bien, sino que caen directamente en el insulto. Y la opinión debe mostrarse como tal, nunca travestirse en presuntos datos no comprobables, o en historias que nadie demostrará con pruebas. Ahí está la diferencia entre el Periodismo Ciudadano o amateur y lo que podríamos llamar confidenciales amarillistas, escarbadores o, directamente, Periodismo Incívico. Dignos sucesores de Hearst... aquel que dijo que él pondría la guerra. Es la diferencia que ya entiende, creo, la mayoría de los lectores de blogs. Y es la diferencia que tendrían de entender también quienes enseñan a los estudiantes de Periodismo.

2 comentarios: on "Periodismo ciudadano y periodismo cívico"

El antihéroe dijo...

Una artículo necesario.

Redacción LTXD dijo...

Gracias, Antihéroe. Saludos...