Por JAVIER DOMÍNGUEZ
Corresponsal en El Botxo
Uno pasaba ayer por la noche al lado de Termibús, la estación de autobuses de Bilbao, y se encontraba una especie de camping improvisado. Teniendo en cuenta que la zona es prolija en homeless y transeúntes de los de comedor social y albergue de caridad, podía pensar que la cosa de la crisis estaba llegando a extremos insospechados. O que quizá era la fila para apuntarse a un sindicato, por aquello de las VPO. Pero no, nada de eso. El motivo era conseguir una entrada para el concierto de AC/DC en San Mamés del próximo 28 de junio.
En los alrededores del campo de fútbol hay tiendas de campaña, sillas plegables, sacos de dormir, calimocho y whisky, barajas de naipes y tableros de parchís. Algunos han tenido que pedir fiesta en el trabajo: "El jefe me la ha dado, pero me ha dicho que si no consigo las entradas me despide", suelta uno de los aguardantes. Es de suponer que el jefe irá con él al concierto. O eso o el empleado se las cogerá al empleador: son un máximo de 4 entradas por persona.
Los hermanos Young, que de jóvenes ya tienen poco, regresarán con ese concierto apenas un año después de su última comparecencia en Vizcaya. La anterior fue en el BEC, y trajo polémica. No el concierto, sino precisamente la venta de entradas. Muchos de los que hacen cola estaban en la Fnac de Bilbao aquel infausto día de noviembre de 2008. Esperaban para hacerse con su billete para el concierto de abril del año pasado. También había habido pernoctaciones en la Gran Vía, aguardando el momento de que abriera la tienda. Un
"error" en el sistema de venta por Internet provocó que
las entradas se agotaran en menos de dos horas. Desde Madrid, Córdoba o Lugo se podían comprar a la vez que haciendo fila a la intemperie. Un escándalo. Rebelión en la Fnac. Los guardas de seguridad no daban abasto para aplacar los ánimos de tanto
heavy rebotado. Tuvo que llegar la Ertzaintza a poner orden. Eso sí: ninguna policía intervino ante los anuncios en Internet del tipo
"vendo boli Bic por 300 euros y regalo entrada para el concierto de AC/DC".
Según
leemos en El País, el primero de la cola en esta ocasión es
Juan José,
Triky, de 48 años, soldador en paro
"y a las puertas del estadio de San Mamés desde las once de la noche del martes". Se va a pegar por tanto casi 36 horas en la fila. Y encima, no le regalarán la entrada: 72 napos cuesta la broma de ver a los australianos. A dos euros la hora. Está bien: no tiene que pedirle vacaciones al jefe, ni comprarle las entradas. No seré yo quien pregunte cuántos currículos podría echar en 36 horas pateándose la ciudad. Hay
hobbies, aficiones e ídolos que alcanzan casi la categoría de religión, y AC/DC parece ser uno de ellos.
(Actualización de jueves: las colas humanas de ayer han sido sustituidas esta mañana por colas de coches... de las autoescuelas. Es día de examen y su parada tradicional en San Mamés está inhabilitada por la compra de entradas, así que andan todos en la avenida Zunzunegi. Los problemas se crean, pero nunca se destruyen... sólo se trasladan).
1 comentarios: on "Colas para las entradas de AC/DC en Bilbao"
Saludos, Javier y compañía.
Efectivamente, los hermanos Young no le van a sacar de la pobreza y la precariedad a nadie. Tampoco a Triki. Pero, como dijera un buen camarada mío que vendía vinilos de segunda mano, esto es parte de la "vida del rock and roll". No todo va a ser trabajar y trabajar. Y, supongo, escuchar a AC DC en directo debe ser lo más próximo a estar en otra dimensión, a estar en el Paraíso, donde, como decía Axl Rose, "donde la hierba es verde y las chicas están buenas" ;-)
Un abrazo, amigos.
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