Esperando al autobús... siguen llegando tarde

Por ELOY RABO

Es más del tren de San Fernando

Cargos electos y digitales (dos puntos):

Yo entiendo, de verdad que lo entiendo, su afán inauguratorio. Que tienen que posar para la foto sea lo que sea lo que entra en funcionamiento. Y que Yolanda Barcina les lleva años luz de ventaja, puesto que llegó a inaugurar una acera (tal cual lo oyen) en la Avenida de Navarra, vendiéndola como "el paso que unía San Jorge con Buztintxuri". La acera, por debajo de las vías del tren, sigue un poco muerta de risa, porque los de Buztintxuri pasan poco por ella para comprar y a los de San Jorge nada se les ha perdido en un barrio que, menuda pena, pierde comercios cada semana que pasa. Da igual, no importa. Ayer, a falta de aceras, inauguraron unas pantallas de leds. Yupi.

Supongo que a los usuarios de las villavesas les dio un vuelco el corazón al ver a toda una consejera, Laura Alba, y a todo un presidente de la Mancomunidad, Javier Torrens, en la parada de autobús. ¿Despojados de sus coches oficiales? ¿Concienciados tras el apagón planetario? Ja. El motivo era la puesta en marcha de un sistema por el cual se podrá ver, en las marquesinas, el tiempo que falta para que llegue el bus. "Es una buena noticia, porque funciona", dijeron ayer. Funciona, sí... funciona desde hace años, copón. Se trata de un sistema que lleva años funcionando en ciudades como Santander o Bilbao. Ítem más, incluso ya funciona, desde hace un año, lo que prometen en Pamplona para más adelante: información al usuario por SMS. O sea que tampoco se apunten tantas medallas. Y menos tengan el rostro de pedir a los usuarios "paciencia con el sistema", porque está más que testado. Salvo que, en vez de comprarlo a una empresa que ya lo hubiera implantado en otros sitios, se le haya adjudicado a alguien novato en el tema. No sé si es el caso, ¿eh? Pero, por si las moscas.

La digitalización ha llegado a las villavesas con el GPS. Sí, vale, que la noticia es buena porque orienta al usuario (lo he comprobado en otras ciudades) y le evita desesperar en vano y jurar en arameo cuando el bus no aparece. Lo que exaspera es que el afán fotero nos lleve a estas cosas. Vamos por detrás de buena parte del mundo, pero nos sacamos una foto cuando cubrimos la laguna existente. Insisto: yupi. Es la expresión más fina que se me ocurre. Porque, por cierto, el sistema en otras ciudades no se queda en las marquesinas e incluye las paradas en las que sólo hay un poste informativo. Es decir: seguimos llegando tarde.

Que hay que buscar todo lo que se pueda para mejorar el transporte público es un hecho, y más en una ciudad como Pamplona en la que (si obviamos las ecociudades en medio de la nada y los Wendolin Guenduláins propuestos para el rescate de los constructores) todo queda dentro de un continuo urbano más bien reducido. Pero las mejoras, oigan, también deberían incluir otras cosas. Por ejemplo, una mayor racionalización de las líneas, excesivamente radiales. O un aumento de las frecuencias en algunas de ellas. O la colocación de marquesinas allí donde hay una parada y la gente tiene que esperar al fresco, siendo Pamplona una ciudad que no se caracteriza precisamente por su clima seco. Pero, como todo eso no da posibilidad de fotos para la prensa, échenle huevos y vayan a por todas. Por ejemplo, a por ese carril bus de verdad por el que pelea Torrens y del que pasan Barcina y sus concejales de Tráfico. Y entonces sí, sáquense las fotos que les dé la gana. Con motivo, si quieren, voy yo de retratero.