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viernes, 12 de febrero de 2010

¿Por qué los hombres se disfrazan de mujeres?

Por PILAR JIMÉNEZ
Psicóloga (de lo de pensar)

Aparte de la evidente relación del carnaval actual con un rito pagano muy antiguo, hoy en día el disfraz es diversión, es expresión y es una posibilidad de exploración de otros roles. Es la posibilidad que tenemos de ser, comportarnos, parecer y vivir como otra persona, un personaje de ficción, alguien real o algo inanimado. El disfraz nos obliga y ayuda a ponernos en la piel del personaje y, por tanto, supone una ruptura con nuestro comportamiento cotidiano.

La infancia es quizás la edad más propicia para ello ¿por qué? Pues sería una buena idea para una investigación… los niños y niñas tienen su imaginación en completa expansión y en su máxima capacidad y, por otro lado, no tienen un rol social establecido. Es el momento de explorar, y el disfraz es una forma de hacerlo. Con el disfraz el niño o la niña se introduce en un mundo distinto, donde puede ser otra persona y comportase de forma diferente, además, es un modo de comprender cómo y por qué las personas a su alrededor actúan de forma tan diversa. Con el disfraz aprenden pautas de comportamiento y roles nuevos y/o variados.

En la edad adulta esto no cambia mucho. Un adulto ya posee un rol social bien establecido y asimilado, al menos en la mayoría de los casos… pero eso no impide que por un momento nos guste ser otra persona. A través del disfraz nos escapamos de nuestro Yo del día a día, de nuestra forma de afrontar la vida y de las relaciones con los que nos rodean. Al adoptar el rol del personaje del que nos disfrazamos cambiamos todo esto. Nos permite relacionarnos de otra forma con los demás, tener otra personalidad, y actuar de forma diferente, sin que ello provoque malestar, suponga extrañeza en los demás o haga tambalearse a nuestro rol, aunque sólo sea por unas horas. Al mismo tiempo, un disfraz es una forma de expresión, una posible vía de reivindicación, una forma de dar a conocer nuestra actitud hacia diversos temas y, ¿por qué no? También puede ser una forma de dar a conocer ese Yo utópico que a todos nos gustaría alcanzar.

En cuanto al hecho de que sea tan común que los hombres de nuestra sociedad se disfracen de mujeres, la posible explicación iría en la misma línea. Sin quitarle a este hecho su componente de diversión y transgresión, e incluso cierto grado de fetichismo. Cuando un hombre se disfraza de mujer se pone por un momento en el lugar de ese “ente extraño e incomprensible” que son las mujeres. Que esto no suene a típico tópico. Una mujer se pone pantalones a diario y nadie se extraña al verla pero ¿y si un hombre se pone una falda o un vestido? Dejémoslo en el aire. Y esto a un nivel tan trivial como la vestimenta.

Al vestirse de mujer el hombre vive por una tiempo el rol de la mujer, al menos a cierto nivel, algo que socialmente no “tiene permitido” de otra forma. La mujer ha ido adquiriendo y adoptando con el paso de los años distintas facetas más propias de lo que era el rol de “hombre”, pero a la inversa no ha sucedido lo mismo, al menos aún. Posiblemente este sea el motivo de que la mujer no se disfrace tanto de hombre. Camuflando ese cambio de roles con la fiesta del carnaval, a través de la parodia y la exageración, el hombre, el chico, explora un rol en principio completamente opuesto al suyo, investiga. Si es esto algo consciente o inconsciente, habría que preguntarlo.

El caso es que el disfraz nos ofrece a todos y todas una oportunidad divertida y alegre de dejar a nuestro Yo en casa por un tiempo y disfrutar de la posibilidad de ser otra persona ¿por qué no habría de ser alguien del sexo opuesto, un superhéroe, personaje de TV…? vamos disfrazados, podemos ser quien queramos ser.

3 comentarios: on "¿Por qué los hombres se disfrazan de mujeres?"

travestismo políico dijo...

El misterio reside en que nunca las llevan a cabo. No las defienden en el congreso del PSC, no se presentan a las primarias para elegir candidato, ni siquiera proponen por escrito el grupo parlamentario propio... Detestan la obediencia de Chacón a Zapatero, pero ellos son modelo de disciplina con Montilla y Zaragoza. Hacen como aquella gauche divine que se reunía en Bocaccio a practicar el antifranquismo a base de gin-tonics. Al final, Franco se murió (en la cama, claro) y Oriol Regàs tuvo que traspasar el local.

felicitat dijo...

Un carnaval me trabajé a Charlot,fué genial!.

honorio dijo...

Yo creo que durante todos estos años en que hemos pasado de una sociedad machista a una sociedad hembrista,las reivindicaciones feministas se han centrado en lo que se ha llamado "liberación de las mujeres",sin reclamar e incluso siendo hostiles a la "liberación de los hombres". Por otro lado,el que haya muchos más hombres que se disfracen de mujeres que al revés también puede deberse a algo que quizás sea una virtud masculina,que es un menor sentido del ridículo.