Las entrevistas txistorreras

Sea con preguntas de nuestros lectores o sea respondiéndonos a nosotros, no tienen desperdicio. Y hay quien se atreve a responder...

Entrevistas

Incorrección política

El análisis y comentario político, de cuestiones navarras y del resto del mundo, nos lo da sin tapujos el politólogo y escritor Juan José Domínguez

Juan José Domínguez

Hablemos de dineros...

Con lo que nos cuentan El Filibustero y Jesús Jiménez, "Er Jimi", entendemos de fábula las cosas de la Economía navarra y del mundo

Economía

sábado, 4 de julio de 2009

Desde Palestina: "No lo digo yo, lo dice una israelí"

Por E. J., corresponsal txistorrera
Fotos de M. Molinero

Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir en Belén a una exposición de una activista israelí, que llamaremos Rut, y a través de ella pude entender mejor cómo funciona la sociedad y la mentalidad del israelí de a pie. Generalmente los activistas israelíes se dedican a trabajar con los palestinos en su favor, a protegerlos en lo posible y a acompañarles en manifestaciones y demostraciones públicas. Rut y sus 80 ó 90 compañeros también lo hacen, pero su grupo, ACTIVE STILLS (activestills.org) añade un toque original a su actividad: ella y sus colegas sacan fotos en Cisjordania y más tarde las pegan en las paredes de ciudades israelíes junto con panfletos informativos, en un intento de que los ciudadanos israelíes puedan informarse de lo que pasa al otro lado del muro.

Rut se convirtió en activista en 2005, cuando presenció una de las manifestaciones contra el muro que se celebran cada viernes en el pueblo cisjordano de Bilin. La mayoría de las veces, las congregaciones son meramente pacíficas; algunas otras veces, si hay tensión, los palestinos lanzan algunas piedras. En todo caso, los soldados responden a balazos desde detrás de la verja subidos a sus vehículos militares.

Conversión al activismo
Antes de vivir esta experiencia, y según sus propias palabras: “Yo era una israelí normal. Fui a un colegio normal donde me hicieron estudiar todos los aspectos del Holocausto y de nuestra existencia amenazada. La Guerra del 48 era la Guerra de la Independencia y no se mencionaba en ningún momento la Nakba (desastre palestino) o el problema de los refugiados. También estudié que la guerra de 1967 (a través de la cual Israel ocupó Cisjordania, Gaza, el Sinaí y los Altos del Golán) era un gran éxito que debía celebrarse. Los mapas que aparecían en los libros de texto no señalaban nunca la línea verde que separa Cisjordania y Gaza de Israel, y la idea que se me transmitió y que yo misma acepté era que los árabes estaban aquí por una cuestión accidental.”

Para completar esta declaración y dar una idea de la educación en Israel, añadiré yo misma algo que justamente he leído hoy y que también me ha resultado impactante: tras la masacre de Yenín en 2002, en la que el ejército israelí sitió el campo de refugiados, lo bombardeó durante 10 días consecutivos, matando a más de 60 civiles y reduciendo a escombros las casas de 15.000 refugiados, y luego impidiendo la entrada de la ONU y de cualquier asistencia humanitaria, los niños de los colegios israelíes fueron instados a mandar cartas de felicitación y de ánimo a los soldados que “lucharon” y “vencieron” en Yenín.

Vuelvo al relato de Rut: “Cuando cumplí 17 años comencé el servicio militar, que acepté orgullosa como algo totalmente normal. Mis hermanos, amigos y compañeros habían pasado ya por ello o lo estaban haciendo en ese momento, así que nunca se me pasó por la cabeza no hacerlo. Me pasé el año y medio de servicio militar en oficinas, por lo que tampoco tuve la oportunidad de tratar con árabes. Pasado un tiempo, alguien me invitó a presenciar la manifestación contra el muro en Bilín, y a partir de ahí todo cambió. Hasta ese momento no había oído prácticamente hablar de los refugiados, ni del muro ni de la ocupación. Además, por primera vez tuve la oportunidad de tratar con árabes cisjordanos, de escuchar su versión de la historia, y me di cuenta de cómo viven, de cómo les tratamos y, sobre todo, de que la imagen de personas violentas y peligrosas que me habían transmitido sobre ellos era totalmente falsa.”


“Un grupo de compañeros y yo creamos Active Stills. Toda mi vida cambió. La militarización se encuentra tan intrincada en la sociedad israelí que es imposible escapar de ella. Cuando dos personas se conocen, una de las primeras cosas que se preguntan es “¿qué hiciste durante el servicio militar?”. Todo el que no lo hace o reniega de él pasa a ser automáticamente un marginado: la gente, incluso los más cercanos, te dejan de aceptar y pasan a verte como el bicho raro y te resulta casi imposible encontrar un trabajo. Si no eres soldado, no eres un verdadero israelí.”

“Durante este proceso gané muchos amigos que pensaban como yo, pero perdí a muchos otros con los que había crecido. Unos porque dejaron de aceptarme, otros porque, aunque no me despreciaban, optaron por otros caminos y nos acabamos distanciando. Fue un cambio bastante radical. Mi familia al principio no entendía nada y sufría por mí, aunque ahora disfruto de su apoyo.”

Así funciona Active Stills
El grupo intenta llevar a cabo sus actividades de la manera más responsable posible. “Nunca vamos a una manifestación o un acto público de palestinos si no somos invitados. Entendemos que, por un lado, no dejamos de ser israelíes y que, por otro, ellos deben organizar sus actos como mejor les parezca. La segunda norma es que nunca nos salimos del programa que ellos hayan preparado y nunca levantamos la voz más que ellos ni les robamos protagonismo. Somos conscientes de que nosotros, israelíes, podremos irnos a nuestras casas de Tel Aviv cuando la manifestación acabe, pero ellos se quedarán en el pueblo sufriendo la represalia de lo que haya sucedido.”

Los principales obstáculos que encuentra su actividad fotográfica provienen en multitud de ocasiones de la propia sociedad: “Colgamos fotos en las paredes por la noche y para cuando amanece alguien ya las ha arrancado, tachado o tapado con comentarios en contra. Muchas veces tomamos fotos de las personas arrancando los carteles y las pegamos a la pared también.”

En cuanto a las otras facetas de activismo, los Active Stills no lo tienen fácil: “Unos 66 activistas de los 80 que somos nos encontramos inmersos en procesos judiciales por supuestos delitos contra Israel. Cuando organizamos una manifestación pacífica, se nos acusa de desorden público; cuando los soldados nos empujan, nos insultan y nos golpean, se nos acusa de agredir a un soldado israelí. Durante la guerra de Gaza organizamos manifestaciones disfrazándonos de blanco y simulando sangre por todo el cuerpo, y se nos acusó de “minar la moral nacional.” “De hecho”, afirma, “antes mis padres tenían miedo de lo que los árabes me pudieran hacer. Ahora tienen miedo de lo que el ejército israelí me pueda hacer.”


Sociedad real, sociedad oficial
El Israel en el que los Active Stills quisieran vivir queda muy lejos de la realidad. “Estuvimos siguiendo con atención el proceso por el que Lieberman (ministro de Exteriores israelí) quería sacar adelante la ley por la cual todos los residentes en Israel, especialmente los árabes, debían jurar lealtad al estado judío para conservar la ciudadanía. Si la ley se hubiera aprobado, habríamos entregado nuestro pasaporte al gobierno.”

Cuando una llega aquí por primera vez, y tras asumir el primer impacto de la situación palestina, una de las primeras preguntas que se hace es: ¿Cómo es posible que la aplastante mayoría de la población israelí pueda vivir como si nada con todo lo que su país está haciendo? ¿No hay ni una sola buena persona en Israel? Ahora, tras pasar un tiempo aquí, entiendo más lo que sucede. En este mismo momento estoy leyendo una noticia en un periódico israelí en la que pone que el Ministerio de Interior tiene derecho a denegarle el pasaporte a un israelí que no haya hecho el servicio militar. (Si queréis leer el caso absurdo de un israelí que se ha quedado sin pasaporte por eso, pinchad en el link; eso sí, está en inglés). Y sobre todo después de escuchar la exposición de Rut, desgraciadamente encuentras una clara explicación a muchas cosas.


4 comentarios: on "Desde Palestina: "No lo digo yo, lo dice una israelí""

Libertario dijo...

Ya podían aprender un poquito de Israel los paises musulmanes de su entorno en cuanto al respeto a los derechos de los homosexuales o a su sistema democrático. Y es que es muy fácil hablar contra Israel desde el teclado, pero mientras en Israel un homosexual puede ejercer sus derechos democráticos y vivir con normalidad,en Irán puede acabar en la horca.

Anónimo dijo...

Algunos países de alrededor tendrían primero que ser países, para lo cual Israel lo tendría que permitir, y después ya se pondrían a pensar en los derechos de todos. Por otro lado, cuanto más los putee Israel, más radicales en sus ideas se van a volver y menos van a pensar sus gobernantes en los derechos de nadie.

comunista libertaria dijo...

Muy bien, libertrio. Aquí los opinadorers hablan sin saber. Yo recomiendo a todo el progresimo anti judío de Europa a que se de una vuelta por los países musulmanes...Sufrirían:

http://www.youtube.com/watch?v=5GBqat7qnj0&feature=related

Anónimo dijo...

Comunista libertaria: ¿cómo que "progresismo antijudío"? No serás tu de esas que llaman antisemitas a todo el que osa criticar a Israel? Me conformaría con que fuesen los israelíes los que se diesen una vuelta por los sitios que ocupan. Que según se adivina de este artículo, les hace bastante falta.