Hace un par de días Israel amaneció con los picaportes de las puertas de cada casa adornadas con un cartelillo (de estos tipo “no molesten” de los hoteles) con información sobre cómo protegerse ante un ataque con misiles. Me imagino a mí misma como ciudadana israelí abriendo la puerta por la mañana para bajar a por el pan y encontrándome esto. Reproduzco la traducción literal, porque no tiene desperdicio (lo de abajo es una imitación burda; siento no tener una tarjeta para haberle hecho una foto, es que la manilla de mi puerta no es israelí, aunque el pueblo donde me alojo aparezca en su mapa. He tomado la descripción de un periódico israelí, que por cierto también se mofa del asunto).
El sitio protegido debe ser elegido dependiendo del tiempo que tengas para alcanzarlo, de acuerdo con el siguiente mapa:
- Ma´alot, Nahariya, Golán: inmediata.
- Acre, Safed, Carmiel: 30 segundos.
- Haifa y Hadera: 60 segundos
- Netanya, Tel Aviv, Rishon Le Zion: 2 minutos.
- Jerusalén y Eilat: 3 minutos.
- Asentamientos alrededor de Gaza: 15-60 segundos.
Pega este mapa en tu frigorífico ¡y estarás en el lado seguro!"
Lo primero que me habría llamado la atención es el comienzo: “Protégete, ¡justo a tiempo!” Con ese título, y de par de mañana, tranquilamente podría haber tirado la tarjeta a la basura del reciclaje pensando que es propaganda de una crema solar, ahora que llega el verano. Pero imaginemos que sigo leyendo. Resulta que el ejército ha mejorado el sistema de alarma, y uno de los grandes adelantos es que me ofrecen cuatro opciones para el caso de que un misil venga directo hacia mi casa. Hala, como la carta del restaurante. ¿Qué elegiré? ¿El espacio “apartamental”, que suena a cómodo? ¿O el “suelo protegido, que con este calor igual estoy más fresca? Y de todas maneras: ¿qué puñetas es un espacio “apartamental”? (Y esto no me lo pregunto yo, se lo pregunta el periodista, que es israelí).
Y si no tengo nada de esto, tengo que buscar una habitación sin muros exteriores ni ventanas, dice la tarjetita. Pues los pijos que vivan en los chalets de las afueras ya se pueden dar por jodidos. Al final, ser mileurista y vivir de alquiler en una casa que sólo tiene una ventana con vistas al patio y al tendedero del anciano que vive enfrente, va a tener sus ventajas.
El equipo recomendado para el espacio protegido incluye juegos, periódicos, libros y cosas que hagan mi estancia grata. Pero vamos a ver, ¿estamos en guerra o no? Porque si Irán está planeando volar el país con una bomba atómica, no creo que me ponga a leer Cumbres Borrascosas ni a jugar al mus con mi vecino el anciano para matar el aburrimiento.
Creo que, llegados a este punto, si fuese una habitante del pueblo de Sderot o de Ashkelon, que recibe cohetes de Hamas cada dos por tres desde hace años, no me haría ninguna gracia la tarjetita con el señor esquiando y el niño bañándose en Eilat.
Pero bueno, sigamos leyendo. Parece ser que el ejército ha calculado el tiempo que uno tiene para alcanzar el espacio protegido dependiendo del lugar del país en el que viva. Que yo digo: dependerá del lugar de procedencia de los misiles, ¿no? Por la lista de tiempos, parece ser que vienen de Líbano y de Gaza. ¿Pero no era Irán la principal amenaza? ¿¿Quién coño nos está atacando?? Y lo que es peor, ¿¿¿Se ha gastado el gobierno israelí el dinero de mis impuestos descontados de mi sueldo mileurista para imprimir camellos y delfines en una tarjeta con un información sobre ataques con misiles de la que no me puedo fiar???
Porque la cosa es seria: imaginemos que soy de Nahariya, donde mi tiempo de reacción es “inmediato”. Si la información es fiable, tendré que tener una habitación interior que pueda alcanzar de un salto, y más vale que me acuerde de que mi tiempo de reacción es inmediato y no tenga que consultar la tarjeta, porque la he colgado de la puerta del frigo, como ponía en las instrucciones, y resulta que la cocina es el primer sitio del que tengo que salir pitando (según también la propia tarjeta), así que por culpa de mi mala memoria igual me estalla el misil en los morros. Definitivamente, pegar la tarjetita en el frigo no era “estar del lado seguro”.
Terminaré esta entrada con la misma frase que el articulista israelí: “Parece que el Gobierno de Israel, en vez de prevenir la próxima guerra, se preocupa más por cómo sacarnos de entre los escombros.”
2 comentarios: on "Seguridad de andar por casa"
Un gran ejemplo de que el mejor periodismo puede hacerse de las cosas tan pequeñas como una tarjeta. Muy buen relato que nos da una idea de cómo viven los israelíes, acongojados siempre por el miedo a un ataque exterior. Quizá porque les pasa un poco lo que Moore decía de EE.UU. en Farenheit 9/11: que necesitan ese enemigo externo, esa amenaza, para sentirse unidos y para vender rifles y tal.
De lo mejor que he leído últimamente Louissette. Enhorabuena y ánimo.
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