Las entrevistas txistorreras

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Entrevistas

Incorrección política

El análisis y comentario político, de cuestiones navarras y del resto del mundo, nos lo da sin tapujos el politólogo y escritor Juan José Domínguez

Juan José Domínguez

Hablemos de dineros...

Con lo que nos cuentan El Filibustero y Jesús Jiménez, "Er Jimi", entendemos de fábula las cosas de la Economía navarra y del mundo

Economía

miércoles, 24 de octubre de 2012

Socializar la mierda










 Eloy Rabo, nuestro analista de cabecera, nos recuerda que gracias a nuestros políticos, los navarros somos propietarios de esos "grandes negocios" -sobre todo para algunos-, que se fueron montando en esta nuestra Comunidad en los años de "bonanza económica".  Sí, amigas y amigos txistorreros todos tenemos una pequeña participación en todos esos pozos sin fondo. Y reclamaciones al maestro armero...




ELOY RABO
Sociópata

Socializados todos (dos puntos):

De Miranda de Ebro para abajo estás descubriendo la pólvora, últimamente. Y no me refiero a que, por fin, estén oliendo las cargas de los antidisturbios, que antaño parecían reservadas para los territorios otrora marcados en rojo con aquel plan ZEN (Zona Especial Norte, ¿recuerdan?); ni que flipen cuando les dicen que no pueden fotografiar a los policías en las manifestaciones, cosa que por aquí sabemos de buena tinta desde los tiempos de Ansuátegui I Gobernador Civil. No, no me refiero a eso, aunque tenga mucho que ver con el concepto del que voy a hablar: la socialización.

Ahora los sesudos expertos dialogan (en plan besugo) de la socialización de la crisis, que consiste en que los que están hasta la polla de recortes salgan a repartir hostias por la calle. O de la socialización de la polémica fiscal entre Catalunya y el Estado, que es, simple y llanamente, el motivo de que la gente se echase a manifestarse el 11-S (toma ejercicio de maniqueísmo). O de la socialización de las pérdidas de los bancos, hermoso eufemismo para decirnos que, como hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, nos vamos a comer el marrón que hayan giñado otros, los banqueros y las grandes fortunas. Socializar, verbo divino. Un verbo que por aquí ya conocíamos perfectamente. Solo que el complemento directo ha sido, en esta tierra nuestra, “la mierda”.

Socializaron la mierda, por ejemplo, con el circuito de Los Arcos. Una constructora propuso hacer un circuito de 6 millones de euros, que con ese precio como mucho serviría para karts; comenzó las obras y se entrampó. Pero se entrampó bastante. Así que llegó el Gobierno de Navarra y se metió por medio, haciendo crecer el precio de 6 a 22 millones de euros, y de 22 a 40. Eso sí: la participación privada en el negocio se mantuvo, así que, si había beneficios, la constructora cobraría los suyos. A eso se le llama… socializar la mierda.

Socializaron la mierda con Guenduláin. ¿Os acordáis? Aquella historia de película, con conde por medio, amigo de un político… Aquellas tierras que no daban nada, “pues ya me podían rentar”, “pues que te las compren los constructores”, “pues que ya las han comprado y ahora qué”, “pues que decimos que necesitamos reservas de suelo y os las compramos”, “que oye, que nos las compréis pronto, que andamos pillados de pasta”… Y así, el Gobierno Foral compró unos terrenos que pagan impuestos como urbanizables pero que tardarán décadas en ser urbanizables. Los constructores tienen su pasta, el conde tiene su pasta, y el Gobierno (o sea, usted, y yo, y todos) paga ya los impuestos de esos terrenos en los que no puede hacer nada. A eso se le llama… socializar la mierda.

Y ejemplos de esos… unos cuantos. ¿Hablamos de la CAN, futura primera entidad financiera de la Catalunya independiente? Eso vamos a dejarlo, que algunos llevan la penitencia en el pecado. ¿O hablamos de aquella colección de coches clásicos que cierto inversor privado compró y luego vendió por bastante más dinero al Gobierno de Navarra? Ya se comentó en este mismo blog, aunque ahora hay noticias frescas sobre el asunto. Sí, amigos: ante la falta de liquidez para construir aquel Museo de la Automoción, los coches se exponen ya, desde el 14 de octubre… ¡en el circuito de Los Arcos! A eso se le llama, queridos y queridas… en efecto, socializar la mierda. Pero con un descaro que asusta. A ver qué se les ocurre montar ahora en el trigal de Guenduláin.

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