Mónica, una chica bien, con carrera, con ex marido y con hijos, se ha quedado en paro. Y quiere compartir con nosotros sus vivencias. Son nuestros diarios de una pija parada, que hoy nos meten en el difícil trabajo de no tener trabajo, y estar excesivamente cualificada para las ofertas que le caen. Tippex, tippex, más tippex. Para borrar líneas de currículo... y para las uñas. Bárbaro.
Parada, pero con clase
Me estoy intentando hacer la manicura francesa con un tippex de mi hijo. El dedo índice me ha quedado como el puerto de Azpíroz. Y la culpa de mi estrés es de la orientadora laboral, que me ha dejado la moral por el subsuelo. Literalmente, sin cubatas, ni música, ni Plaza del Castillo. Hundida.
“Uy, con su currículum y las ofertas que hay…Porque a su edad y con todo esto lo veo complicado”.
Mi edad. Resulta que puedo certificar 20 años de experiencia laboral y tengo a mis hijos criados. ¿Qué pasa? ¿Qué el tinte de las mechas me ha dejado las neuronas en blanco o que con los años las mujeres nos volvemos tontitas? Pues no señor, resulta que contratarme no tiene ninguna bonificación para las empresas porque estoy en una franja de edad en que no eres ni joven ni vieja. No existes. Y, guapa, no me vuelvas a hablar de usted, que me enciendo.
Me sugiere ella, tan estupenda, que omita la fecha de nacimiento. Claro, así nadie caerá en cuenta y me contratarán de “joven pero sobradamente preparada”. Porque, hablando de preparación, me pregunta si no tengo ningún máster. “Sí señora. Tengo dos. Del Universo. Un Skeletor y un He-Man. A ver si mi hijo me los deja”. Me mira como si me hubiera vuelto loca. La buena mujer debía jugar al scrabble como poco, porque de los muñecos estos no tiene ni noción.
Afortunadamente, cuando acabé de estudiar me salieron tres ofertas de trabajo en una semana y no me dio tiempo a masterizarme. Qué le vamos a hacer. Conclusión, que si no hay máster, mejor arreglar el contenido del CV. Dice la experta que con una licenciatura sin máster no me cogerán en ningún sitio. Que me deje sólo el COU y que me olvide de los cinco años de campus.
Entonces, para que no desentone el nivel de estudios con lo que he trabajado tendría que dejar sólo lo más básico. A ver, que ni los anillos ni las uñas con tippex se me caen por trabajar de lo que sea. Pero es que me ha dejado sin estudios y sin experiencia.
Y para rematar lo del coche. Que cómo quiero encontrar un trabajo si todo está en los polígonos de las afueras o en pueblos y no tengo vehículo propio. Mire usted, no tengo coche porque no me llega para mantenerlo. No tengo para mantenerlo porque no tengo ingresos. ¿Y no tengo ingresos porque no tengo coche? ¡Dios mío! Y donde vivo el transporte urbano es penoso. Ya quisiera yo una Villavesa.
Y una aclaración. No soy la Barbie y no me quedé con la mitad de lo de Ken porque estaba todo a su nombre. “Total, todo es de los dos, cariño, y de cara a Hacienda sale mejor” -decía Ken- y estábamos casados en régimen de separación de bienes. Barbie se quedó sin casa y sin trabajo, porque trabajaba para Ken. Y la pensión es como el Guadiana, que aparece y desaparece cuando quiere.
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