¿Ande andarán los coches clásicos de Sodena?

Uno de nuestros colaboradores anda revolviendo Roma con Santiago para saber por dónde está la colección de coches clásicos que pagamos, de nuestro bolsillo, todos los navarros y navarras. ¿Cómo? ¿Que no se ha enterado? Pues sí: hace más de ocho años, SODENA compró una colección de automóviles antiguos, que bien poquito se han visto y no sabemos dónde se guardan. ¿Para qué se compraron? ¿A quién? ¿Cómo se conservan actualmente? ¿Qué van a hacer con ellos? Descongelamos a un auténtico sabueso de la investigación para buscar los datos.

Por el TENIENTE COLOMBO
Que alguien le dé un Ricola

Por si no tenía poco con la ley Antitabaco, que hay que joderse, resulta que me han sacado de la criogénesis para una auténtica chorrada. Me dijo un colega, un tal Filibustero, que andaba a la busca y captura de unos coches viejos que, según parece, la sociedad pública de inversiones de Navarra, SODENA, había comprado. De lo cual sabía poco, pero me fui enterando a base de la cosa esa llamada Google, que es como una biblioteca pero sin bibliotecarias bordes.

Me acerqué a una de las secretarias del Gobierno Foral, un día de éstos, con mi sempiterna gabardina, dispuesto a que me echara una mano.

- Hola, buenos días, disculpe...
- Dígame, señor Jiménez - dijo ella, cuadrándose de un respingo pero sin levantar la cara de la pantalla.
- ¿Jiménez? No, no, soy el teniente Colombo.

Ella, entonces, me miró. Pareció sorprendida.

- Creía que era Roberto Jiménez, tienen la misma voz...
- Ya, pues no. Mire, estoy buscando...

Y, buscando, buscando, encontramos algunas pistas sobre el asunto. La primera noticia relacionada con la compra de los coches clásicos era de diciembre de 2002, y aparecía en la web de SODENA:

"Sodena ha adquirido una colección particular de coches y motocicletas como primicia de lo que será el Museo de Automoción y que se construirá próximamente en Pamplona".

La colección, según noticia de 2002, publicada en Diario de Navarra, podría completarse con los 27 ejemplares que se conservan en Volkswagen Navarra, de modelos producidos en Landaben. Por aquel entonces, no se decía cuánto había costado la compra de los coches clásicos (dato que no conseguimos encontrar la eficiente secretaria y yo), ni dónde iría el Museo, ni nada. Ese Museo se perdía en el limbo del adverbio "próximamente".

- Señorita, en esta tierra, ¿el concepto "próximamente" incluye los nueve años siguientes? Hay que joderse, ¡a qué le llamarán "dentro de un rato"!
- Aquí, caballero, los parkings provisionales acaban pasando de generación en generación, o sea que no me extraña nada. ¿Sigo buscando?
- Siga, siga...

Rebuscando en esa página web, la propia SODENA habla de un Museo de la Automoción, dentro de los proyectos locales de sus áreas prioritarias de actuación (chin, pón). Pero, como acción - que ellos denominan "impacto" -, únicamente escriben: "adquisición de una colección particular de coches y motocicletas". Anda la leche. Comprando una sola colección particular, ¿ya quieren hacer un museo? La colección será todo lo buena que quieran, pero el Museo Reina Sofía no se hizo comprando a un sólo vendedor todo lo que tuviera.

El vendedor... ésa era otra pieza clave.

- ¿A quién se la comprarían? - le pregunté a la secretaria.
- Pues no encuentro ningun dato en Internet... A ver, un momento. Aquí hay algo en una noticia de Diario de Navarra. Será fiable, entonces. Es de enero de 2010. Una subasta de motos de un pamplonés... Ah, aquí, en los comentarios.

"¿Qué fue del museo del automóvil promovido por SODENA? Que yo sepa, esta sociedad compró a un amiguete una colección de coches (bastante ridícula, pues no eran de producción nacional, creo que eran deprotivos) a un precio bastante mayor que el del mercado (dinero público de una sociedad sin control administrativo). Creo que los guardaban en un pueblo de la Ribera (Corella o Cascante) y no se ha sabido nada más del tema. El Sr. Ignacio Aracama, gerente de SODENA, debería dar una explicación sobre el tema. Si es que la colección sigue en propiedad de SODENA, en el caso de que no la hayan expoliado, seguro que como nadie cuida de esos coches ya no sirven más que para la chatarra".

- Lo raro es que autorizaran este comentario los moderadores, siendo una crítica a algo de nuestro Gobierno...
- Perdone, ¿cómo dice? Ando un poco perdido con el contubernio mediático de esta Comunidad.
- Nada, déjelo... Sigamos buscando - le pedí, mientras para mis adentros me ciscaba en el contubernio foral. Con lo bonito que era mi Peugeot 403, y nadie me dio un duro por él en la vida. Todo, por no tener buenos amigos bien colocados.

En definitiva, y a tenor de ese comentario "moderado", SODENA compró "a alguien" una colección de coches antiguos, que ni fú ni fá, con la excusa de que haría un Museo de la Automoción... que, nueve años después, sigue sin hacerse.

Seguimos buscando. La colección no debía de estar tan para la chatarra como decía el lector del Diario de Navarra, pues reaparece en abril de 2010 en la feria del motor de Refena. Ahora bien, había algo que me llamaba la atención:

"Habrá asimismo una exposición de coches antiguos pertenecientes a distintos propietarios, entre ellos la sociedad pública Sodena".

Vale, caballeros: con una sola colección, más la aportación de VW-Navarra, los de SODENA pretendían hacer un museo, pero esa colección no valía por sí sola para hacer una puñetera exposición, y necesitaba coches antiguos "de distintos propietarios". Incoherente a todas luces. Y el Museo, ni está ni se le espera.

Desconcertado, pudiendo arrojar pocas luces a mi amigo El Filibustero, y con ganas de volver a la cámara de criogénesis, le di las gracias a la amable secretaria.

- Por mí, como si el Museo de las narices lo colocan en plena Plaza de Toros, oiga.

- No me haga mucho caso - me dijo ella, bajando la voz -, pero me parece haber oído que, como la cosa no avanza, los de SODENA están pensando en vender la colección, así, tal cual está. Y no sé qué he oído de un comprador gallego. Otra cosa es que algunos de los coches estén un poco perjudicados, así que lo mismo no consiguen venderlo ni por el precio que pagaron.

- Olé - susurré. - Póngame a los pies de su señor.