Y empieza un nuevo año pero el follón montado entre las policías de Navarra parece no terminar. Muchos agentes siguen en pie de guerra, mientras otros dicen que no es para tanto (leíamos en diciembre opiniones sobre este extremo) y otros cuentan que, después de dos cambios apuntados como "sustanciales", al final tampoco se ha hecho demasiado cirio. Nos llega este escrito, muy refranero, a modo de resumen de lo que ocurrió y apuntando algunas claves de lo que puede ocurrir.
Por DETRITUS VITAE
Visto desde dentro
Y es que vivimos en un país muy entretenido. Me decía hace un par de años, un buen amigo, casta hasta la médula, y Agente de Policía de un pueblo de Tierra Estella: "Mira, compañero, en este país, “para pleitos, putas y juegos, siempre hay dinero”. ¡Coño, que razón tenía!. Me fui todo impactado a mi casa, meditando la frasecita de marras, dándole vueltas a las grandes verdades que esconde la sabiduría popular, aplicable a mil y un situaciones cotidianas, pero en concreto, me centré en la reforma de la Ley de Policías de Navarra protagonizada por el Consejero de Interior y sus mariachis.
Esto comenzó allá por el mes de septiembre, cuando tras una rebaja salarial general del 5% a todos los funcionarios, insuficiente, porque los deberes estaban mal hechos y las cuentas no cuadraban, a algún iluminado del Departamento de Interior se le ocurrió pensar, “a la borrica arrodillada, doblarle la carga”.
Los funcionarios de Policía son unos seres más sumisos y menos protestones que otros trabajadores de la función pública, debido entre otras cosas al régimen disciplinario al están sometidos, que les impide por ejemplo derechos fundamentales como el derecho a la huelga, por lo que el Consejero de Interior decidió, que los Policías de Navarra lo aguantan todo. También partieron de la base de que, todo funcionario es un ser privilegiado por el mero hecho de tener trabajo y jornal, cosa que no todos los ciudadanos tienen a pesar de ser un derecho Constitucional.
Así que, con la premisa de “ayer putas y hoy comadres”, UPN, prepara su estrategia para una reforma de Ley, junto a un extraño compañero, el PSN, que como la foca de circo, aplaude cuando le dan un pescado tras la actuación, pensando aquello de “bueno es que haya ratones, para que no se sepa quien se come el queso”. Todavía no conocemos cual era el pescado con el que iban a premiar a PSN; pero que estaba podrido, eso es seguro.
Roberto Jiménez junto a Samuel Caro, toma las riendas de la burra de la reforma de la Ley de Policías, enarbolando como suyo un trabajo que ya se había estado tratando desde hacía un tiempo entre Policías y Amanda Acedo, en aras de mejorar la Ley precedente. Y sin tener en cuenta que “quien tiene cubierta de vidrio, no tire piedras a su tejado…”, ¡Zas!, pedrada a Amanda Acedo en toda la cara. Se aprueba la Reforma de Ley de Policías de Navarra. Roberto Jiménez y Samuel Caro, defienden a capa y espada una nefasta Ley con “la habilidad del barbero, que deja patilla donde no hay pelo”, predicando acerca de las benevolencias de un cúmulo de despropósitos de Ley que recortaba de forma brutal derechos adquiridos durante años de trabajo sindical y policial. Presumían ambos de haber intentado negociar con los representantes de la asamblea con el “toma nada que no te engaño”, práctica habitual de la raza política que sufrimos.
Y en estas andamos, cuando llega el día de la presentación del la candidatura, del “cándido” candidato a la presidencia de Navarra por el PSN y, ¡sorpresa!, se encuentra de golpe con un montón de policías cabreados a la puerta del Baluarte. Y es que “quien provoca el mal del vecino, el suyo le viene de camino”. Oye, pues que Roberto se pilla un globo enorme y dice que no le parece bien que los policías protesten. Total, solo se les han bajado el sueldo un 5%, se les obliga a tener disponibilidad las 24 horas del día, 365 días al año, se les incrementa en 18 días la jornada anual, se les endurece un régimen disciplinario, que ya lo quisiera alguna empresa privada, permite la libre elección de cargos a dedo índice del jefe de turno y varias tonterías más.
-Estos policías son unos jetas, encima que tienen trabajo… – pensó para sí mismo.
Y Roberto, airado, llama a su colega el Consejero y le dice: - Oye, que este marrón no me lo como yo solo, que me va a salir muy caro; a lo que el Consejero le responde eso de “fuego sin humo puede haber, pero humo sin fuego no puede ser”, y “hay que cargar dos sacos, uno para llevar y otro para recibir”.
-Bueno, bueno, pero es que se me han puesto farrucos en mi ceremonia de presentación, y los invitados están un poco moscas.
-No te preocupes, “agua en cesto se acaba presto”.
Así que ni cortos ni perezosos, salen a la palestra del Parlamento el matrimonio Ramón y Cajal, y se aprueba la funesta Ley, en contra de todo el resto de grupos. Incluso se presenta una cuestión de inconstitucionalidad que no ha lugar, -con dos cojones-, que esta Ley es muy buena, por el artículo 33 y los policías unos “sobraos”. Pero, ¡ay que los policías siguen protestando!, y el agua del cesto no se acaba de ir, y llegan las elecciones “cata-cracklanas” con la caída del PSC. Y Roberto que se lo piensa.
-Jolín, a ver si nos van a crujir a nosotros también -le dice a Samuel -; igual tenemos que recular y hablar con los Policías, que seguro que suelen votar, e incluso tendrán madres y esposas y esposos que voten.
Y entre tanto, los policías, dale que te pego con sus protestas (qué cansinos). El Director de Interior sale a la palestra en un medio plural, como es el Diario de Navarra y en referencia a la brutal caída de multas en la Comunidad Foral dice algo así como: “cochino que tuerce la cola, no pone huevos”, y amenaza con un “al hijo malo, pan y palo” en referencia a las posibles reprimendas en caso de seguimiento de una huelga de bolis caídos. Y erre que erre, que los Policías no se callan. Y empiezan a desaparecer coches oficiales mal estacionados.
Roberto, nervioso, piensa: - ¿Y si hemos hecho algo mal?. No puede ser, porque mi amigo el Consejero me aseguró que la Ley es muy buena, seguro que se la ha leído y todo-. Yolanda Barcina es recibida en su presentación de candidatura al Gobierno de Navarra, con más de lo mismo. -¡Qué pesaos!, estos policías!, y mira, traen a sus familiares. ¿Pero es que no se cansan nunca de protestar?. ¡Menudo lío en el que me ha metido Javier!
En esto que el Consejero ve flaquear a su socio y decide hacer su aparición estelar, también en la prensa plural, y les brinda a los policías una bronca monumental por protestones. Esto no se hace, “no se muerde a la mano que te da de comer”. Lo que el consejero no tuvo en cuenta es que “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. Al poco tiempo, decide el Consejero reunirse con los sindicatos que le recuerdan que “al mal panadero hasta la harina le sale negra”. Y como “habiendo un hueso entre ellos, no son amigos dos perros”, estando tan cerca el inicio de campaña electoral, a Roberto le entra algo de cordura y animado por la desagradable vivencia de las protestas policiales contra su partido, reflexiona y piensa que, “al que no está acostumbrado a bragas, las costuras le hacen llagas”.
Hala, ya la hemos liado de nuevo. Al Parlamento a enmendar deprisa y corriendo una ley que se defendía a capa y espada y ahora, “donde dije digo, digo Diego”, y “rectificar es de sabios”. PSN intenta salvar los trastos para que parezca que, “no es el diablo tan feo, como pintado lo vemos”. Al Consejero le hace aguas la barca, la ley resulta ser como una “flor sin olor, le falta lo mejor” tocada y hundida. ¿Cerramos el tema ya y buscamos consenso? Pues no, el capítulo no se cierra.
La reforma a la Ley de Policías es como poner un petardo en la boñiga y mirar a quién le salpica. Total, pensó el Consejero, “para lo que me queda en el convento… me cago dentro”. Como colofón, sale un artículo en prensa del señor Caballero, diciendo “La Ley es una chapuza, no hay por donde cogerla”. Pues claro hombre, pues claro, si te lo estaban diciendo a gritos, pero “no hay peor sordo que el que no quiere oír”. ¿Y ahora que hacemos Consejero?, ¿qué legado dejas a quien te suceda?, ¿qué ocurrirá mientras el disparate de Ley siga en vigor?
A colación del refrán del inicio “para pleitos, putas y juegos, siempre hay dinero”, se me ocurre la pregunta del millón. ¿Quién paga todo esto? Continuará…
10 comentarios: on "Sobre "pleitos, putas y juegos" y otros refranes"
Genial, genial de verdad. Se puede decir más alto, pero no más claro, me quedo, de todas formas, con lo de la boñiga, creo que ya ha empezado a salpicar a alguno que no se lo esperaba, jajaja
Fantástico. qué bien ha empezado el año para algunos, no?
Muy bueno!!!!!
Obra maestra.
Felicidades al autor.
Ya no se respeta a las putas como antes. Eso sí, "Después de tajo, dale al carajo"
Muy buena narración de los sucesos y tropelias que han ido aconteciendo con esta "chapucera" Ley de Policías. Genial uso del refranero capaz de recoger en una frase todo el significado a transmitir, "persona que es curiosa tiene un refrán para cada cosa". De verdad mi enhorabuena al autor por el texto. Y mi total apoyo a los Policías en contra de esta ley cercenadora de derechos.
Menuda parafernarlia más brillante, para mear y no echar gota...enhorabuena por el texto. Tenemos que seguir luchando por lo que es nuestro..Bien por los policias de navarra...
Supremo. Perfecto relato de una pelicula de Berlanga. A la que todavia queda por escribir el final....
Muy bueno. Propongo al autor para el Principe de Viana. Una cosa es cierta. No sé si tiene "poco dinero" lo que es seguro que en él no se da aquello de "hombre refranero, hombre de mal aguero".GENIAL
Simplemente maravilloso, muy bien expuesto, agudo, inteligente, alegre y verídico. Un 10 campeón, que leamos todos los ciudadanos muchos más con esa verdadera intención, de dejar claras las cosas de Palacio, y de los que destruyen derechos, ilusiones y trabajo...
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