Viviendas de lujo, una necesidad social

Es precisamente lo que hacía falta, en estos tiempos que corren: que el Gobierno de Navarra, a través de VINSA, se metiera a construir pisos de lujo. Dicen, encima, que arriesgando pasta. Eso sí, pasta de todos los navarros y de todas las navarras. Será que es lo que más se necesita a día de hoy: pisos caros y de lujo para los que pueden pagárselo. Miguel Izu escribe sobre algo que no entendemos, la verdad: ¿a qué narices se embarcan en esta aventura, si es verdad que arriesgan dinero?

Por MIGUEL IZU
Amigo y residente en Pamplona

“Vinsa, entidad pública del Gobierno de Navarra, lleva más de 20 años trabajando para satisfacer la demanda de un hogar de calidad a un precio razonable. En este tiempo la experiencia nos hace mostrarnos orgullosos por los avances logrados gracias a las continuas y exitosas promociones. Sin embargo, también somos conscientes de que estamos ante una carrera de fondo y de que todavía son muchas las personas con necesidad de una vivienda. Por ellos y por las generaciones venideras trabajamos sin descanso para lograr uno de los más ambiciosos objetivos de este Gobierno: satisfacer en todo momento la demanda de vivienda existente”.

Que no lo digo yo, que lo dice la Consejera de Vivienda en la página web de Vinsa (Viviendas de Navarra, Sociedad Anónima) explicando la meritoria labor que hace esa sociedad pública.

Poniendo en relación esa explicación con la noticia sobre el solar de Salesianos en la calle Aralar de Pamplona (Vinsa se encargará de la financiación del traslado del colegio y de la promoción de unas 300 viviendas libres a un precio estimado de 600.000 euros cada uno) se deduce que tenemos un grave problema social: hay 300 ciudadanos que no logran encontrar una vivienda de una calidad acorde con sus necesidades, y sus necesidades se concretan en una vivienda al razonable precio de 600.000 euros (cien kilos, para entendernos).

Se nos olvida a menudo que los ricos también lloran y que existe una demanda de vivienda no satisfecha solo con la promoción de VPO (casas baratas, se decía en la época de nuestros abuelos) y similares. Qué acierto el del Gobierno foral y los ayuntamientos de Pamplona y Egüés de pensar en los más necesitados, en este caso los más necesitados de viviendas de lujo.

Teniendo en cuenta que la operación es asumida a su propio riesgo y ventura por Vinsa y que se calcula que de momento tendrá que poner sobre la mesa unos 60 millones de euros (mil kilos), resulta que cada uno de los 636.038 ciudadanos de esta Comunidad Foral nos jugamos 94,33 euros. Todo sea por ayudar a satisfacer esta necesidad social. Yo que ya tengo vivienda (mucho más modesta que las que se proyectan en la calle Aralar pero, claro, no tengo las mismas necesidades, yo no soy rico) asumo solidaria y gustosamente mis 94,33 euros; total, más o menos eso mismo me juego a la lotería de Navidad.

Imagino que los parados de larga duración a los que por decreto-ley les va a volar el subsidio de 426 euros mensuales, los privilegiados que tienen trabajo y perciben el salario mínimo de 633,30 euros al mes, los beneficiarios de las pensiones mínimas de 725,20 euros, en fin, los 47.069 ciudadanos navarros que se hallan por debajo del umbral de la pobreza (los que viven con menos de 4.707,42 euros al año, 392,29 euros al mes), estarán igual de alborozados que yo e igual de satisfechos con que el dinero público, a razón de 94,33 euros por cabeza, se dedique a esta noble causa social.