
Los famosos de la tele nos han vendido productos alimenticios, colchones, pastillas revitalizantes y un largo etcétera. En Estados Unidos, algunos tienen su propia línea de muebles, de ropa, de joyas... En España, quién sino Belén Esteban podía llegar a alcanzar tal nivel de gloria. Unas sartenes con la cara de la colaboradora televisiva más cotizada han asustado hasta extremos insospechados a nuestro colaborador.
Terror en el hipermercado
He de confesar, en honor a la verdad, que no soy ni objetivo ni imparcial, puesto que hace mucho tiempo que Belén Esteban y todo ese rollo de la "princesa del pueblo" me tienen hasta los cojones. Su belleza cubista tras la operación estética, que convierte en guapa hasta a Rossy de Palma, y el estridente "¿mentiendes?" con el que culmina cada una de sus perlas de la oratoria, superan mis márgenes de tolerancia. Pero es que ahora no me escapo de ella ni apagando la tele.
Me pasa un colega esta fotografía de unas sartenes con el jeto de la Esteban, que ha visto en el Facebook de un colega que a su vez ha sacado la imagen en su hipermercado. El origen de la foto es lo de menos; lo de más es que voy a girar en los pasillos del hiper acojonado, con miedo a encontrarme el careto mal reconstruido de la otrora mujer de Jezulín. Así, de primeras, pensaba que las sartenes se venderían como "las ideales para partirle la nariz a alguien", por motivos obvios; pero resulta que se venden para freír huevos (por si no te los tiene ya fritos con su permanente presencia en pantalla) y, además, con un fin solidario.

La princesa del pueblo, además, y dejando claro que es buena persona, ha optado por destinar beneficios de la venta de los productos a una ONG. Pero no a una ONG cualquiera, no: en plan Banca Cívica, y bajo el epígrafe "Belén Solidaria",
pide a los visitantes de la página que les presente a su ONG favorita para elegir una de todas cada tres meses. Sin menospreciar el gesto, por hipócrita que me parezca, me pregunto si dona algo de los 100.000 euros (unos 16 millones de pesetas) que gana al mes (o sea, 1'2 millones al año, ¿mentiendes?), o prefiere gastarse la mitad de una mensualidad en los muebles de su nueva casa. Cojones con la princesa del pueblo y su solidaridad. Obrera, sin duda.

Francamente, no sé cómo serán las sartenes, si resbalará el aceite o se pegará en el fondo, pero a mí lo que me resbala es esta operación de una empresa que no conocía y que preferiría no haber conocido. Alguno lo considerará un acierto de marketing porque hasta un fulano como yo menciona en su artículo a la Hispano Tebisa de las narices (torcidas, claro). Puede incluso que con esto les haga el caldo gordo. Pero tenía que decirlo: ni compraré una sartén de las suyas, ni me cae bien la Esteban, ni me parece ético camelar a las buenas señoras que van a que les firme la sartén con la promesa de que ayudan a una ONG comprando los productos. País de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Fran Rivera y de Belén. Si Machado levantara la cabeza, volvía a exiliarse.
2 comentarios: on "Un sartenazo a Belén Esteban"
Perdón sr Rabo perooo....esa de las fotos en las sartenes? Es la Esteban?!
Parece ser que sí, que es lo que queda de Belén Esteban...
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