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Economía

viernes, 14 de mayo de 2010

A propósito del cartel de San Fermín

Por ELOY RABO
Analisto de cartelería


Sé que así como de salida van a lloverme las hostias por hablar del cartel sanferminero, con la que está cayendo. No es socialmente correcto preocuparme por un papelajo de 100 centímetros por 70, cuando en Málaga andan acojonados con la posibilidad de que se produzcan asaltos a los supermercados (60% de paro registrado, 10% no registrado y un 25% de la población llegando a fin de mes como buenamente pueden). Es cuasi insultante dedicar letras a un cartel que parece una composición de gominolas de colores mientras a Zapatero van a montarle una huelga por tomar medidas que no sé si llegan bien, pero que desde luego llegan tarde. Pero, qué quieren que les diga: los navarros y aledaños somos así de ombliguistas. Y lo del cartel, "a mi parece", tiene cosas dignas de comentario.

El cartel sanferminero es como el jefe tontolaba o el compañero al que odiamos todos: si no lo tuviéramos, ¿de qué íbamos a hablarnos mientras nos tomamos el café? Se haga lo que se haga, habrá gente que lo defienda y gente que lo critique. Bien, ése es un punto de partida indiscutible. Pero, ¡ojo!, es un punto de partida y no de llegada: que el Ayuntamiento no se acomode en él para decir que las cosas se están haciendo fenomenal de la muerte. Asumiendo la máxima de que "para gustos, los colores", se tiene que seguir buscando un sistema adecuado, más allá de la presunta votación popular a la que ahora se somete el concurso.

Punto 1: el jurado "pofesional". Si el jurado elige 8 zurullos, la gente vota al que menos le disgusta... y eso, si vota. En esta edición han votado casi 1.000 personas menos que en la anterior, lo cual supone una elevada abstención si tenemos en cuenta que el total de votantes ha sido de apenas 8.500. ¿Por qué no un jurado con ciudadanos elegidos a sorteo para hacer la primera criba? ¿Por qué les gusta orientarnos el voto? Quizá en el siguiente punto intuyan la respuesta.

Punto 2: los concursantes "conocidillos". Resulta que hay carteles que son de currelas de empresas de comunicación, lo cual es muy legal y legítimo... si no les beneficia. O sea: todos hemos sabido, porque hasta han creado un grupo Facebook, que el cartel del toro hecho con números era de una agencia. Obviando que ese tipo de publicidad rompe con el anonimato del concurso, y por lo tanto va contra las bases del mismo, ¿pueden demostrarme de que entre los profesionales del jurado no había ningún colega de los de la agencia, por ejemplo? El hermano de El Drogas de Barricada, en principio, no me entraría en este perfil, pero... es socio de Formas Soluciones Gráficas, otra empresa del gremio.

Punto 3: los carteles "de deshecho". Si entre los ocho finalistas incluyes tres carteles que sabes que no va a votar ni subrutamadre, ¿no estás decantando el resultado de la votación hacia los otros? Si entre los ocho hay seis, ¿no estás decantándola aún más? O sea, y que me perdone su autora (creo que era mujer): ¿quiénes eligieron como finalista a un cartel que se ha llevado 90, sí, 90 tristes votos de los 8.500?

Punto 4: "los de fuera". Vale, no se le pueden poner barreras al campo, y cualquiera puede hacer campaña por su cartel o el de su primo... salvo que seas un concursante de fuera de Pamplona, en cuyo caso sólo podrás tirar de conocidos empadronados (si los tienes) a la hora de darle un empujoncito en las votaciones. El propio ganador, empadronado en Huarte, no ha podido votarse. Y esto sí que no sé cómo solucionarlo, porque la idea era que el cartel gustara a "los pamploneses"... para marcianadas tipo toros de lija y demás chorradas ya estaba el jurado de antes. Claro que, con el sistema actual, son menos de 2.000 pamploneses, de casi 200.000, lo que han elegido el cartel ganador. ¿Representativo?

Una vez más, pienso que este texto debería imprimirse en papel de váter, para que el Ayuntamiento tuviera más fácil darle el uso que le dará a la crítica. Pero ahí la dejo, a ver qué opinan nuestros lectores.

Por cierto, una última chorrada: ¿a que se nota que son hermanos?

Quítenle al autor del cartel las gafas, unos kilitos de más y la degeneración física de alguien a quien no llamaban"El Drogas" por su afición al ping-pong... y tenemos a dos clones, oigan. Mendel, el de los guisantes amarillos y verdes, arrugados y lisos, sabía lo que se hacía.

3 comentarios: on "A propósito del cartel de San Fermín"

Anónimo dijo...

¿Hermano de El Drogas? Está visto que en Pamplona el enchufe y el amiguismo no están acotadoa a ninguna clase social ni grupo ideologico. Qué puto asco de ciudad. Todos hacen lo mismo.

EMEKA dijo...

Pues si que tienen un aire si.Pero se parece mas a Santiago Segura con el pelo corto.Anda que al drogas se le vera contento cuando su hermano este junto a la Barci.Que cosas.

Anónimo dijo...

Se parece a Nacho Villa, el de la radio Cope.