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Economía

lunes, 26 de abril de 2010

Pepiño, rumbo firme a la Moncloa

Por ELOY RABO
Concetual heterodoso


El otro día se me acercó en un bar un tipo que me había sacado por la foto de La Txistorra. Tócate las pelotas, tú, con lo pequeñita que la ponen y él me reconoció. Andaba preocupado el maromo porque decía que había leído, en varios sitios ya, que Pepe Blanco tiene muchas papeletas para ser sustituto de Rodríguez Zapatero.

- Pepe Blanco, ¿el cantante? - le vacilé al tipo.
- Ojalá fuera el cantante. Pepiño, hombre, Pepiño. El Ministro de Fomento.

Aquel hombre, de pelo blanco, camisa de cuadros abierta hasta el tercer botón y prominente barriga, me dijo que era un ugetista de abolengo: hijo de ugetistas, nieto de ugetistas. Y que, por eso mismo, me pedía ayuda para evitar que se cumplieran sus temores.

- Alma cándida, ¿y qué hago yo? - contesté.
- Lo que sabe hacer. Dé unas hostias en ese blog en el que escribe.

Con ese encargo me fui a mi casa, me senté en el ordenador y pensé. Pepiño, presidente del Gobierno. Madre de Dios. No era cosa de recurrir al tópico de sus inacabados estudios universitarios: el clasismo no me va, y además, pensé, Viriato no fue a la Universidad y bien que dirigió a su pueblo. Tampoco me parecía correcto centarme en la crítica fácil de su particular forma de perpetrar el castellano, aunque sea ésta materia suficiente para un máster filológico. El Máster en Pepiñés: tema uno, "el conceto"; tema dos, el verbo "otener" y su conjugación; tema 3, el verbo "ostocolizar" y su conjugación... Nada, muy de andar por casa. Y, además, lo mismo venía alguien a decirme que así atacaba a los gallegos, en plan Rosa Díez.

Seco de ideas, y trasteando por Internet, me encontré con uno de esos seudorreportajes de investigación que denuncian tropelías urbanísticas en media España. Uno sobre Arousa.






Pero, ¿era éste motivo de darle una colleja a Pepiño? No, no me lo parecía. Él, que lucha contra los "corrutos" de la trama Gürtell, no podía estar metido en algo sucio.

Así que, tras varios intentos ante una hoja en blanco, me dediqué a pensar, simplemente, si sería posible que se cumplieran esos temores. Imaginé cómo podría ocurrir eso: que Pepe Blanco, tras tanto trabajo de fontanería en el PSOE, tras ser el mamporrero mayor en las disputas internas nacionales y regionales de su partido, tras lo que me parecía una quemazón sin igual... pudiera tener el más mínimo apoyo para convertirse, un día, en Secretario General de su partido. De primeras, parecía inconcebible. Pero, ¡coño!, llegué a una conclusión aterradora: era precisamente por eso, por la fontanería, por lo que Blanco puede ser, un día, el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno.

Es sencillo, acojonantemente sencillo: cuando había gresca en una federación socialista, Pepiño iba, nombraba, señalaba con el dedo la opción de Ferraz. Y la opción, fuera como fuera, ganaba. Esos elegidos por el dedo providencial de Blanco son ahora líderes de sus partidos regionales. Y ellos serán los que, si todo va según el calendario previsto, se planten en 2012 en el Congreso Federal del PSOE y voten al candidato aparatero. Si es Pepiño, será Pepiño. Favor con favor se paga. Será demasiado fácil, incluso para Pepiño.

Lo siento, amigo ugetista, pero poco más puedo hacer que reflejar esos devaneos mentales en este artículo, que es un auténtico churro. Pero también este churro es apropiado: eso, el puro churro, será lo que justifique que un ejemplar digno de estudio como Pepe Blanco vaya a tener la opción de presidirnos. País. Para cuando llegue el día, vaya pidiendo los papeles para nacionalizarse letón. Y pídamelos de paso a mí, que luego se montan colas.

1 comentarios: on "Pepiño, rumbo firme a la Moncloa"

Anónimo dijo...

Sus devaneos mentales creo dan en el clavo una vez más.
En " política" sea al nivel que sea, se va sembrando para luego poder recoger...En este caso serían votos.
En la vida ordinaria también es cierto que " favor con favor se paga"