Por SORAYA PÉREZ
Fotoperiodista en Portugal
Las grandes murallas que rodean a este pequeño pueblo de Portugal no fueron un impedimento para que cientos de turistas y no turistas se acercaran, hasta hace una semana, al VIII Festival Internacional del Chocolate. Y es que Óbidos, del 4 al 14 de marzo y como cada año, volvió a endulzarse de un perfecto cacao.
Han sido dos largas semanas en las que este pequeño pueblo luso se ha vestido de gala y ha ofrecido a todos sus viandantes uno de los mejores Festivales de Chocolate de estos últimos años.
Sus estrechas y adoquinadas calles llenas de tiendas, que normalmente venden porcelana o encajes, se convirtieron en pequeñas chocolaterías donde la más pequeña de las trufas te hacía salivar cual perro de Pavlov. No había un solo rincón en Óbidos donde no se degustara este preciado manjar.
En total, dos semanas de Festival, organizado por la autarquía local y con la especial participación de TeleCulinaria, que entre otras cosas han dado como resultado la elección del mejor Chocolater del año. Decenas de diferentes tipos de pasteles, así como fruta bañada en chocolate o galletas, llenaban los estómagos de los más golosos, osea de la mayoría. Porque nadie se resistía a la tentación de comer un suculento “bollito” de fresa con fondeu bien caliente por 2 euros, o beber Ginjinha en un vaso dulcemente comestible y perfectamente moldeado.
Sus estrechas y adoquinadas calles llenas de tiendas, que normalmente venden porcelana o encajes, se convirtieron en pequeñas chocolaterías donde la más pequeña de las trufas te hacía salivar cual perro de Pavlov. No había un solo rincón en Óbidos donde no se degustara este preciado manjar.
En total, dos semanas de Festival, organizado por la autarquía local y con la especial participación de TeleCulinaria, que entre otras cosas han dado como resultado la elección del mejor Chocolater del año. Decenas de diferentes tipos de pasteles, así como fruta bañada en chocolate o galletas, llenaban los estómagos de los más golosos, osea de la mayoría. Porque nadie se resistía a la tentación de comer un suculento “bollito” de fresa con fondeu bien caliente por 2 euros, o beber Ginjinha en un vaso dulcemente comestible y perfectamente moldeado.
Aún y todo, no debemos olvidar cómo sólo había una cosa que dejaba a todos atónitos: las consideradas “7 maravillas del mundo”. Éstas estaban en exclusiva en el VIII Festival de Óbidos. Solo había una condición para permitirles el paso: que estuvieran construidas de chocolate. Y así fue. El coliseo de Roma, la Muralla China o el Taj Mahal fueron algunas de ellas.
El Festival de Chocolate de Óbidos es conocido por todos los lusos y ocupa un lugar privilegiado en los libros de turismo portugués. Este año, en su VIII edición, concentró en un mismo pueblo no solo cientos de sabores diferentes de delicioso chocolate, sino que los mejores creadores de postres del país no se perdieron la importante cita. Cocineros como Henrique Sacchetti, Nuno Branco o Luis Machado, presidente de TeleCulinaria, fueron participantes del evento.
Tampoco falto la colaboración especial de la Asociación Nacional de Cake Designers, donde encontramos a Paula Figuereido o Carolina Teixeira entre otras. Esta asociación de diseñadores creo una de las más amplias exposiciones de tartas del Festival y fue la más aclamada por los visitantes. Los postres situados en una de las salas del festival recordaban personajes como Alicia en el País de las maravillas o Wall-E. Estos magníficos pasteles que, en cierta manera, recordaban a mini Ninots falleros, fueron objeto de halagos e innumerables fotos por parte de los que acudieron al lugar.
Pero, como en un buen festival de comida que se precie, nunca puede faltar la representación del país vecino a Portugal, en este caso catalanes y en concreto de Gerona. Dos pasteleros, uno de ellos de origen belga, montaron un pequeño pero curioso puesto de venta donde su creación central, un castillo de chocolate, era decorado por una negra figura de la Virgen de Montserrat. “Es la patrona de los chocolateros, o eso nos gusta decir a los turistas. Al ser negra todo el mundo cree que es comestible”, decía uno de ellos.
Óbidos y su chocolate triunfaron de nuevo en esta edición del 2010; porque un pueblo que el Rey Don Dinis regaló a su prometida en su propia boda no puede ofrecernos nunca nada malo. La belleza de este pequeño lugar en tierras portuguesas, considerado por decenas de reinas lusas una seña de amor, ha conquistado de nuevo el corazón de todos los amantes del cacao. Al fin y al cabo ¿no es todavía el chocolate el “eterno seductor”?
Pero, como en un buen festival de comida que se precie, nunca puede faltar la representación del país vecino a Portugal, en este caso catalanes y en concreto de Gerona. Dos pasteleros, uno de ellos de origen belga, montaron un pequeño pero curioso puesto de venta donde su creación central, un castillo de chocolate, era decorado por una negra figura de la Virgen de Montserrat. “Es la patrona de los chocolateros, o eso nos gusta decir a los turistas. Al ser negra todo el mundo cree que es comestible”, decía uno de ellos.
Óbidos y su chocolate triunfaron de nuevo en esta edición del 2010; porque un pueblo que el Rey Don Dinis regaló a su prometida en su propia boda no puede ofrecernos nunca nada malo. La belleza de este pequeño lugar en tierras portuguesas, considerado por decenas de reinas lusas una seña de amor, ha conquistado de nuevo el corazón de todos los amantes del cacao. Al fin y al cabo ¿no es todavía el chocolate el “eterno seductor”?
1 comentarios: on "Retratos portugueses: Óbidos, pueblo de chocolate"
Ummmmm, qué pinta, Virgen mía. Auténticos artesanos chocolateros, aquí ahora tenemos las monas de pascua, verdadero espectáculo en los aparadores pasteleros.
Suerte que no estaba en Lisboa, sinó me pongo negra, como La Moreneta!!!!, jauajauajaja.
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