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Juan José Domínguez

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Economía

viernes, 4 de diciembre de 2009

Washington, capital del SIDA

Txistorrera en Washington

Al menos el 3% de los habitantes de Washington DC tiene Sida. Unos 3.000 por cada 100.000 residentes. ¿Los números no aclaran? Pues aquí va otro dato. La capital del país más poderoso del mundo tiene una tasa de Sida mayor a la de Uganda o algunas partes de Kenya. ¿Sorprendente, eh?

“Ningún filántropo ni científico, ningún gobierno o iglesia puede resolver este problema por su cuenta. Todos debemos echar una mano en la lucha contra el Sida”. Es una cita del propio Barack Obama en su discurso del Día Mundial de la Lucha Contra el Sida de 2006.

El día 1, tres años después, unas cien personas se la recordaban en una concentración frente a la Casa Blanca. Sí, cien... Puede que fuera una cifra normal en Navarra, donde hay unas 1.118 personas diagnosticadas. ¿Pero es normal aquí?

Es de esperar que con lo extendido que está el virus, la gente esté concienciada sobre la necesidad de actuar al respecto. Sobre todo cuando se ven campañas en la tele, Twitter transformando sus mensajes en rojo por un día, Alicia Keys en un concierto benéfico en Nueva York, o lazos rojos gigantes colgando en las fachadas del Banco Mundial y de la mismísima Casa Blanca. Parece que el panorama ha mejorado desde hace unos años. Ahora al menos hay gestos que piden la búsqueda de soluciones. ¿Pero se quedan en fotos y en titulares o realmente hay acciones que los respaldan?

En lo que se refiere a la concentración del día 1, recordaba más bien a los 80. Poca gente, la mayoría negros y, al menos a primera vista, de clase baja. “Espero ver a la Primera Dama por aquí”, decía uno de ellos. Pero ni Primera Dama ni gente apoyándoles. Incluso las cámaras de televisión se centraban más en cuatro activistas protestando por la decisión de Obama de enviar más tropas a Afganistán. Los propios concentrados centraban sus eslóganes y pegatinas en África.

Así, después de todo, parece que aunque haya gestos y buenas intenciones, el Sida sigue siendo un estigma. Y es que, por ejemplo, Estados Unidos aún prohíbe la entrada en el país a los portadores del VIH, aunque hay algo de luz en este tema. Obama empezó en julio los trámites para cambiar la situación. Actualmente, una embajada puede conceder el visado a un portador del virus sólo en ocasiones excepcionales, y en ningún caso pueden convertirse en residentes permanentes del país. Que todo lo demás se quede en palabras y lazos rojos puede ser más peligroso que la pasividad. La alarma que nos llama a la acción se apaga, y nos creamos la ilusión de que algo está cambiando. El tiempo dirá si es así.

6 comentarios: on "Washington, capital del SIDA"

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Sois geniales los Txistorreros.

Amaiur Elizari dijo...

Todo de lo que hablas forma parte de la conciencia falsa de la que hacen gala los políticos de nuestro planeta, una implicación parcial y de cara a la galería. Pobres enfermos, el calvario que sufren es demoledor, incluso para la familia que los sigue día a día. Mucho mejor dar la cara para acaparar portadas, luego nos frotamos los cojones con vainilla, así nos huele mejor a todos nuestro propio ego. Lo único positivo que veo es el gesto de Obama para dejar entrar a los enfermos de VIH al país, pero la discriminación en EEUU hacia los enfermos del sida sigue siendo muy alta.

Cómo siempre Leire, un placer leerla.

JD dijo...

A mí me ha parecido impresionante eso que comentas de que no se deja(ba) entrar a los enfermos de SIDA a Estados Unidos. Perdonad mi desconocimiento: y eso, ¿cómo se hacía? Si Leire o cualquier otro/a lector/a puede aclarármelo, se lo agradeceré.

Anónimo dijo...

JD,
cuando vas a entrar rellenas un formulario (el I 94 me parece que es) en el que te preguntan si eres portador de enfermedades infecciosas, y otras cosas como si fuiste colaborador de los nazis o has sido condenado por crimenes violentos.

Por supuesto se puede mentir (nadie lo comprueba) pero los EEUU te pueden echar si se conoce lo contrario.

JD dijo...

Muchas gracias al último anónimo o a la última anónima!