La tecnología aplicable al fútbol... ¿la aplicamos?

Por AMAIUR ELIZARI

Ojo de halcón, cabeza de león

Está siendo una semana extraña para quienes amamos el deporte, demasiadas conjeturas y un mar de dudas tras la famosa mano del futbolista francés del FC Barcelona, Thierry Henry, quien tras dar una pícara asistencia -como si el galo jugara a balonmano- a un compañero suyo de selección para a la postre clasificar en la repesca ante Irlanda a su país para el Mundial de Sudáfrica de 2010, ha acabado siendo objeto de todo tipo de críticas, insultos –incluso se ha dudado de su deportividad cuando éste ha pedido repetir el encuentro- e injurias por parte de cualquier estamento social y no tan social del planeta. Incluso hemos tenido que oír algún que otro gruñido de Sarkozy en cierta rueda de prensa en la que se le veía demasiado afectado por el tema.

No es la primera mano clara que decide un trascendental y vital choque para un equipo de fútbol, pero la polémica faena ha desatado un atractivo debate del que quiero haceros partícipe. Ya sabéis que el fútbol, pese a su excepcional envoltorio moderno, chic y rodeado de mil elementos publicitarios y mediáticos, sigue siendo un deporte a la antigua usanza, nutrido básicamente de un reglamento arcaico y en ocasiones obsoleto. El fútbol está en uno de los periodos de mayor reflexión de la historia, nadie puede dudar de ello –si no, que se lo pregunten a Astiazaran-, ya que parece ser que la tecnología todavía levanta ciertas ampollas entre los magnates del negocio balompédico. Hace pocas fechas, la LFP (Liga de Fútbol Profesional) amenazaba con ir a la huelga si la Ley Beckham acababa madurando, incluso se llegaron a las manos en más de una negociación para acabar retransmitiendo de malas maneras el fútbol por TV en esta nueva temporada en diversas plataformas.

La reticencia de la que hablo es la de la inclusión de elementos tecnológicos que hagan avanzar y prosperar el espectáculo en un partido de fútbol, es decir, lo que viene siendo un ojo de halcón en el Tenis o la TV digital y los sensores en los aros de las canastas de la NBA para evitar mangoneos del tipo del Irlanda-Francia, las famosas manos de Messi, Agüero o célebre mano de Dios de Maradona en el Mundial de México 86. Hace poco oía a Jorge Valdano afirmar una de las mayores estupideces que le he escuchado en los últimos años: “La inclusión de nuevas tecnologías en los choques futbolísticos nos podría conducir a la huelga”. Algo así.

El debate ha generado numerosas dimisiones dentro del seno de la FIFA, quien considera todavía estar en una etapa “muy verde” en el fútbol para la inclusión de estos instrumentos, aunque no se priven en absoluto en utilizar la Serie A italiana como conejillo de indias cada vez que pueden - 5 árbitros, unos en el palco, otros en la grada… todos pitando por igual-. Falso.

El fútbol es el deporte que más dinero genera en nuestro país, muy por delante de otros que sí son los punteros en otros continentes como el baloncesto y el tenis, prácticas deportivas en donde ante la duda, se termina por primar a quien merece, siendo justos y dando el tanto correspondiente a quien reclama algo más que una simple impresión del ojo humano. Podríamos evitar goles fantasma, otros con la mano, un fuera de juego inexistente e incluso amaños mafiosos que están destapándose en los últimos tiempos en países como Italia –caso Moggi- o en Alemania más recientemente. Yo desde luego abogo por ello, el espectáculo es lo que debe primar por encima de todo, y más hoy en día, en pleno siglo XXI, donde hasta para ir a mear nos llevamos la PDA.