Por la beatificación de Jesús Gil y Gil

Por ELOY RABO

Jesusito de mi vida (dos puntos):

Te echo de menos, tío. A veces te recuerdo en aquel jacuzi, rodeado de mujeres despampanantes, mientras decías que habías limpiado “Miarbiella” de yonkis y putas. Era cierto: las putas las tenías en el jacuzi, y los yonkis debían de andar en algún calabozo de la Policía Municipal marbellí.

Mientras hacías y deshacías (y nunca mejor dicho) lo que te daba la gana en materia urbanística, sacabas cuatro duros para patrocinar las camisetas de tu equipo, el Atlético de Madrid. Y demostrabas un don de gentes digno de alabar (que se lo pregunten a Caneda, el del Compostela, y a su acólito), tanto en castellano como en inglés: “Que si black black y yo white, no problem”.

El Gobierno de España pasó de ti hasta que te propusiste atacar fuera de tu reino de taifas, y pensaste en hacer del GIL la reedición de Fuerza Nueva. Ahí se preocuparon, y se olvidaron de las fiestas y juergas corridas a tu costa en Marbella, y te empuraron con lo de la camiseta y las bolsas de basura llenas de dinero, que diría la Zaldívar, y te metieron al trullo. Al final, cuando cascaste, dijeron que tampoco eras tan malo, y que fijo que muchos te superarían en corrupto.

Y pensaba que Navarra iba sumando componentes para dejar a Marbella a la altura del País de los Osos Amorosos. Aquí, tomando el ritmillo de Sabina, tenemos: divorcios entre partidos, los amigos enemigos, viejas cajas de puros que guardan muchos duros, antiguos falangistas con carnet de socialistas. Obreros que van al paro en unos ERE’s algo raros, Plataformas y Foros reconvertidos en coros, el poder sindicalista y sus artistas de la pista. Ex compañeros currelas del metal compartiendo medallas con la patronal. Conquistas y traiciones contadas como anexiones. Amiguetes con millones que compran informaciones, asesores calvorotas y gestores algo “notas”; consejeros salientes con ascensos estridentes, dedazos y codazos... y la VISA pasando por piernas siempre abiertas.

Pero no, Jesús: no será Navarra la que te supere. Ni siquiera en eso conseguimos ser los primeros. En Madrid (Madrid, Madrid...), nos dan todavía cien mil vueltas. Con el Tamayazo aún en la memoria, los del oso y el madroño ponen un circo y les crecen enanos hasta en el coño. Tienen de todo lo que nosotros tenemos, y le suman auténticas delicatessen. Rumanos, búlgaros y españoles (los Miami que relacionaron con Ana Obregón) se matan a tiro limpio por controlar las discotecas. Su teórico club señor chanchullea las juntas metiendo en ellas a los amigos del hijo del presidente. Y ahora, lo de las escuchas. Maderos de la Comunidad pinchando teléfonos a correligionarios del partido de sus jefes, pero de la facción adversa. Vamos, un follón que ríete tú de lo que hacíais en los tiempos en que Gunilla y Espartaco Santoni lucían y daban esplendor a Puerto Banús.

Jesusito, Jesusito. Eras un bendito. A este paso, acabaremos pidiendo tu canonización.