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Economía

lunes, 29 de diciembre de 2008

Dolorem: entrevista a Koldo Martínez

Por JAVIER DOMÍNGUEZ

A Koldo Martínez lo conocemos como tertuliano televisivo, defensor del euskera y alguna faceta más en la que, quizá, no repetiría. Pero él se siente y es, ante todo y sobre todo, médico. Adjunto al servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Navarra, y primer máster europeo de bioética, charla con nosotros de dolor, de muerte y de enfermedad. Un aviso: ésta no es una entrevista más a favor ni en contra del aborto, ni a favor ni en contra de la eutanasia. Es una entrevista para la reflexión, el comentario y el debate, guiados por uno de los mayores expertos europeos en esta materia.


- Dolor y muerte han ido asociados a la vida en todas las religiones, todas las creencias y todas las culturas. ¿Y por qué sigue sin encajarnos bien en nuestra mentalidad que son dos caras de la misma moneda?
- Porque muchas personas no tienen aún claro si la muerte es el final del yo o sólo su transformación, es decir, si la muerte es una pared o una puerta con la que te encuentras al final de la vida.
Porque, desde siempre, la muerte ha estado asociada a la enfermedad y al dolor, al homicidio y la guerra, a la pestilencia y el hambre, a la agonía y al duelo, a la derrota, a la frustración de actividades valoradas (en ámbitos distintos como el religioso, familiar, comunitario, político, militar, económico…) y ha sido valorada negativamente por todo ello. Incluso por muchos de quienes piensan que esta vida no es más que una peregrinación al final de la cual nos encontramos con la muerte -la puerta- que nos abre el camino para la auténtica vida…
Finalmente, porque la muerte, ella misma, tiene cierto carácter ambivalente: a veces es el broche final, la culminación de una vida que ha merecido la pena y ha sido ejemplar para los demás, y otras veces no supone más que el descanso muy ansiado, la liberación de muchas cargas y sufrimientos insoportables…

- ¿Cuál es la delgada línea que separa, en la opinión médica, lo recuperable de lo irrecuperable? La línea es a veces tan fina que a los familiares les cuesta entenderla y asumir un cambio de estado.
- Esa delgada línea es objeto de un debate sin fin. Pienso que la labor de los profesionales sanitarios, más que de “lo recuperable o lo irrecuperable”, se debe centrar en suministrar tratamientos que ofrezcan posibilidades realistas de beneficio para el paciente (un beneficio que el propio paciente describe y acepta como tal, no sus seres queridos ni los profesionales sanitarios).

- Entonces, la clave es determinar ese beneficio para el paciente.
- Eso es, el debate está en considerar qué es una posibilidad no realista de beneficio, en cuyo caso dichos tratamientos carecerían de significado y deberían ser retirados si han sido iniciados. La otra parte de la reflexión gira en torno a quién tiene la autoridad para decidirlo, porque aunque legalmente es el propio paciente, por desgracia son aún poquísimas las personas que han dejado claras sus voluntades y deseos para este momento tan importante de la vida y, llegado el momento, la mayoría de enfermos está en una situación física y psíquica tan pobre que no suelen poder decidir…

Decidir por otros
- ¿Es posible preparar a los familiares de una persona que sólo se mantiene con vida gracias a una máquina... para que den la orden de desconectarla de ella? ¿O la supuesta preparación no deja de ser un parche psicológico?
- Siguiendo con la respuesta anterior, dado que los enfermos no son competentes en esos momentos para tomar esas decisiones tan graves, duras y dolorosas, debemos ser sus seres queridos y sus médicos quienes decidamos de manera conjunta y consensuada. Y no sólo es posible preparar a los familiares, es absolutamente necesario. Porque, no lo olvidemos: no decidir también es decidir. Y de lo que se trata es de ofrecer el mejor tratamiento para conseguir un beneficio, no para no conseguir ninguno o para producir un perjuicio… Y sí, efectivamente, parte de esa preparación consiste en parches psicológicos, pero parches que ayudan a tomar las mejores decisiones para los pacientes. Lo cual no es nada desdeñable. Para nadie.

- ¿Qué opina el Koldo Martínez "médico" de la eutanasia? ¿Y el Koldo Martínez "persona e hipotético paciente"?
- De entrada me cuesta mucho este ejercicio que me pides de desdoblamiento de personalidad… Yo, tanto como médico como persona y como paciente pienso que hay casos en que el paliativismo no elimina todo el dolor o todo el sufrimiento, por lo que siempre habrá peticiones de ayuda a morir mediante la eutanasia o el suicidio asistido. Además, también, siempre habrá personas totalmente lúcidas que prefieran disponer de sus vidas en un momento concreto y no cuando la enfermedad o sus seres queridos o los profesionales sanitarios lo decidan, por considerar su situación de enfermedad algo indigno o insufrible psicológicamente. O porque han decidido que ya han hecho todo lo que tenían que hacer en la vida.

- Y, en esos casos, la resolución puede acabar tomándola un juez.
- No veo quiénes somos los demás para prohibir o castigar decisiones así. Es que, además, se trata siempre de casos concretos tan duros… Para mí, la eutanasia no existe en el vacío. Existe este paciente concreto, con su enfermedad concreta, en una situación existencial concreta, con unas ilusiones y unos deseos concretos, etc., etc., que en un momento concreto pide ayuda para morir, lo cual cambia todo el planteamiento. Es tan fácil juzgar desde la distancia, cuando no tienes a la persona enferma delante, cerca, a favor o en contra…

El debate sobre la eutanasia
- Analizar casos concretos impide, en cualquier caso, legislar sobre la materia...
- Pero es que, en mi opinión, no se trata de reconocer un derecho o no. Esta cuestión va mucho más allá del debate derecho a la eutanasia sí o no; supone un análisis en profundidad de qué somos los seres humanos, cuáles son y cuáles deben las relaciones entre nosotros, qué deberes nos obligan para con los demás, qué tipos de vidas pensamos que debemos vivir, en qué valores las sustentamos, etc… Y aplicar todo eso a este paciente concreto que tengo delante y que me pide ayuda para morir… o, al menos, para no seguir viviendo así…

- Los detractores del derecho a morir aseguran que legalizar la eutanasia sería abrir la puerta para prácticas inmorales y contra la ética, como acabar realizando "asesinatos médicos" aun sin el consentimiento de los pacientes.
- Esta acusación tiene su parte de realidad. En Holanda, por ejemplo, donde está legalizada la eutanasia, y donde se hace un seguimiento jurídico-legal de todas estas muertes, se ha contabilizado un número importante (aunque sólo fuera un caso sería un número importante) de personas a las que se les ha provocado la muerte sin que conste su petición documentada como tal.

- Pensábamos que era un mito... ¿Cómo es posible?
- Los médicos que han provocado esas muertes afirman en su defensa que se trataba de pacientes muy conocidos por ellos y que no veían la necesidad de hacerles firmar el documento. La ley holandesa lo exige, por lo que debe hacerse. No hacerlo supone interpretar la ley libremente sin estar autorizado para ello, dando pie además a que se den estas acusaciones. Por este motivo, hay quienes defienden que lo que debe legalizarse es el suicidio asistido, que evita esta posibilidad: es el paciente quien decide si toma la medicación que acabará con su vida y cuándo lo hace.

- Que no es lo mismo la eutanasia que el suicidio asistido, aunque a veces lo confundamos.
- Exacto. Por cierto, en Oregon, donde está despenalizado el suicidio asistido también se hace seguimiento de todas estas muertes con unos resultados muy tranquilizadores y que echan por tierra todas las acusaciones de “asesinatos”, de “turismo suicida”, de “se suicidarán los pobres, los menos instruidos, las mujeres, las personas sin asistencia sanitaria”… Una última cuestión: ¿Qué pasa en los países que no hacen un seguimiento de cómo muere la gente? En éstos, ¿se producen “asesinatos médicos” o no?

Prejuicios religiosos y prejuicios éticos
- En una sociedad en la que tanto se habla de derechos humanos, ¿qué condicionantes frenan más la asunción de un supuesto derecho como el de morir: los puramente éticos... o los religiosos?
- En todas las encuestas realizadas tanto entre profesionales como entre ciudadanos, la oposición a esta práctica nace siempre de condicionantes religiosos. Y es que hay muchas razones éticas para apoyar la práctica de la eutanasia o del suicidio asistido en casos concretos.

- Tampoco es ético, o al menos no nos lo parece a los que no somos especialistas, alargar artificialmente la vida cuando ésta sólo equivale ya a sufrimiento. ¿Una demostración más de que la ética no es algo objetivo, sino simple subjetividad?
- Alargar artificialmente la vida cuando ésta sólo equivale ya a sufrimiento es algo absolutamente enfrentado a una actitud ética. Totalmente de acuerdo. Y así lo dice también la Iglesia católica, por ejemplo. El tema es, lo he mencionado antes, definir si esa vida “equivale sólo a sufrimiento”… Esto no se puede hacer con criterios únicamente objetivos, científicos. En esta decisión intervienen las emociones, las creencias, los lazos entre las personas… Y esto sí que es subjetividad absoluta… La ética, que es una disciplina fundamentalmente práctica, tiene por tanto también su dosis de subjetividad aunque se fundamenta en cuestiones objetivas (la dignidad de las personas, la defensa de que el fin no justifica los medios, la afirmación de que las decisiones son tanto más éticas cuanto más participativas, razonadas y deliberadas…)

Células madre y ética
- Se esgrime también la ética para condenar la investigación con células madre. ¿Realmente es algo que vaya contra la Ética? ¿O hay otras razones detrás que se nos escapan al público general?
- Todo el mundo acepta la investigación con las células madre procedentes de adulto y de las de cordón umbilical. Los problemas éticos surgen con las procedentes de embriones, y en distinto grado según sean líneas celulares embrionarias ya existentes, de los llamados embriones “sobrantes” de técnicas de fecundación in vitro, de embriones creados para su obtención o de embriones obtenidos mediante técnicas de transferencia nuclear.

- Bien, pues centrémonos en ésas, en las células madre procedentes de embriones.
- El debate gira alrededor de lo que llamamos el estatuto del embrión, que puede analizarse desde varios puntos de vista, ninguno de ellos absoluto y verdadero para siempre: científico, ontológico o filosófico, ético o jurídico. Desde el punto de vista ético, hay quienes defienden que al embrión se le debe un respeto absoluto, mientras otros piensan que se trata de un bien que puede ser utilizado como cualquier otro.

- ¿Cuál es su opinión?
- Personalmente, junto con una amplísima mayoría por cierto, defiendo que al embrión le debemos un respeto gradualmente creciente, esto es, que tenemos deberes imperfectos (esto es, que no pueden ser exigidos y son gestionados privadamente) hacia el embrión; y que, a medida que éste va desarrollándose, pasan a ser deberes perfectos. Esto es, deberes públicos, de obligado cumplimiento por parte de todos.

- Todo este razonamiento, desde luego, es muy científico, pero no es el que abunda... o no, al menos, el que mete ruido.
- Es que otra cuestión es el análisis religioso del embrión, que no se corresponde con ninguno de los mencionados y que es el que subyace en la oposición a la investigación con células madre embrionarias, a la interrupción voluntaria del embarazo e incluso a las técnicas de reproducción asistida.

Un deseo para el 2009 (o más adelante)
- Describa cómo sería para usted el hospital "éticamente ideal".
- El que satisficiera de manera excelente las necesidades y los deseos de los ciudadanos a quienes atiende, de quienes depende y cuyos objetivos ayudara a realizar, dentro de una filosofía de medicina saludable.

- Y, ¿cuál es esa filosofía de medicina saludable?
- Aquella que, tanto en la investigación como en la asistencia sanitaria, se orienta hacia una meseta estable de un nivel de salud que conjuga la posibilidad económica con la disponibilidad equitativa; pero un nivel que es también psicológicamente sostenible para satisfacer la mayoría de las necesidades y expectativas sanitarias razonables. La mayoría, que no todas; eso sería imposible.

4 comentarios: on "Dolorem: entrevista a Koldo Martínez"

Anónimo dijo...

¡Enhorabuena txistorreros!.Es un artículo magnífico y complejo. Nada asusta más que simplicar las cosas que no lo son y darles una única forma válida de resolverlas.
Tomar decisiones sobre una misma en este tipo de situaciones cuando el dolor y la angustia te atenazan ya es suficientemente difícil pero hacerlo sobre las personas a las que quieres, cuando ellas no están con capacidad de decidir, es infinitamente más díficil. Indudablemente ayuda mucho si hemos abordado con ellos estos temas "en frío" y somos conocedores de sus deseos, de sus miedos y de sus esperanzas. Las decisiones deben de ser individualizadas, cada caso es cada caso, pero todos ellos merecen un repeto profundo y en no pocas ocasiones un gran coraje no exento de amor.

Anónimo dijo...

Enhorabuena por la entrevista.

Y cambiando de tema, a cuenta de la polémica entre Nagore y el ex legionario Izco.

¿Por qué no hacéis un reportaje sobre el ex militar franquista Izco y, de paso, como la Txistorra es muy divertida, publicáis la foto en la que sale el ex militar franquista paseando la cabra?
¿Por qué nadie en esta comunidad tiene pelotas a desenmascarar a esta panda de burócratas incompetentes?
Bueno, reconozco que para Izco es un mérito haber ascendido de legionario a ayudante de auxiliar de Cartero para, finalmente, vivir de la política desde hace veinte años.

jorgenagore dijo...

Un abrazo txistorreros.

Mar Iñas dijo...

AUPA JORGE.A VER SI HABLAIS DE IZCO Y PODEMOS OPINAR QUIENES SABEMOS COSAS...